Un homenaje a uno de los personajes más emblemáticos de nuestra historia, lo puedes encontrar en la plataforma web de Trasnocho Cultural. Con la actuación extraordinaria de Julie Restifo, la obra se convierte en un acercamiento íntimo a la verdadera esencia de este personaje. Aquí, te contamos 5 razones por las que TIENES que verla:
Sofía Ímber, es todo un ejemplo a seguir
Jamás admirarás tanto a Sofía Ímber, como después de salir de la obra. Todos la conocemos como un sinónimo de trabajo y excelencia, pero la obra te hace conectar con su personalidad irreverente, su carácter único y la visión tan adelantada en el tiempo que tenía del mundo.
“Sofía era una mujer de vanguardia, una mujer muy avanzada en su tiempo. Hablaba a favor del divorcio en una época en la que una mujer no podía hablar del divorcio. Habló públicamente de un aborto que se hizo en la década de los 40 y eso era impensable. Además, ella no tenía ningún problema en decir: «Quise abortar y fue el camino correcto porque fue terapéutico»”, comentó Julie.
Después de la obra, entenderás en carne propia todo lo que vivió este icónico personaje de nuestra historia y su nombre se quedará grabado en tu memoria.
Julie Restifo, es una MAESTRA de la actuación
En una entrevista nos confesó que jamás se imaginó que podía ser Sofía, pero la magia del teatro la absorbió -para nuestro disfrute- y presenta en las tablas una representación tan increíble, que sentirás que tienes frente a ti a la mismísima Sofía Ímber.
Su personificación es extraordinaria. La adaptación de su voz sorprende a un punto, que en medio de la audiencia escuchamos una pregunta muy singular «¿Será la voz de Sofía pregrabada?», No, no es Sofía, es Julie quien logró transformarse en cuerpo y alma en la famosa Instransigente.
Su lenguaje corporal se adapta a los dos tiempos en los que se presenta la obra: la Sofía productiva en la mitad de su vida, llena de pasión por su trabajo y la Sofía de 90 años, ya entendiendo que, dentro de poco, le toca abandonar. Puedes sentir frente a ti como cambia de edad, tal como si fuese una especie de hechizo mágico.
Es un monólogo que no tiene pausa, un testimonio vivo, brillante y muy conmovedor. Con esta actuación, merece todos los galardones.
Un confesionario sin un ápice de azar
Todo el texto está basado en el libro biográfico que escribió Diego Arroyo Gil, con los testimonios de la mismísima Sofía, pero fue Javier Vidal, el director de la obra quien le dio una coherencia deliciosa a todo el monólogo. No hay frase, anécdota o testimonio que quede por fuera.
Cada palabra, cada pieza une los cabos hasta hacerte entender de lleno a este personaje tan incomprendido. Es un resumen perfecto para conectarse con la esencia de Sofía Ímber. Y resumir más de 90 años en una hora y que el público quede satisfecho, es un trabajo de maestros.
Un recordatorio de que la salud mental IMPORTA
La obra comienza con una cómica anécdota de su niñez, en la que Sofía asegura que su hermana la quiso llevar a un psiquiatra porque tenía «conductas extrañas». Esto le da al público un preámbulo de lo que sería el desenlace de la obra y de cómo la salud mental influyó enormemente en su vida.
Sofía era una mujer muy trabajadora y obsesiva. Sus ganas de ser siempre perfecta tenían una razón de peso, que descubrió cuando de un momento a otro, sintió en el centro de su pecho lo que ella llamó «una angustia».
Esto la llevó a buscar ayuda psiquiátrica, en Venezuela no la encontró, así que tuvo que buscar una cita con uno de los más importantes psiquiatras de la época EN PARÍS; David Lagache.
Sofía viajaba por un trayecto de 8 horas 3 veces a la semana para poder ir a terapia y fue su tratamiento lo que la ayudó a canalizar su «angoisse pour rien», en una pasión incansable por el trabajo.
El guion de Javier Vidal permite entender a profundidad la importancia que tiene la terapia y la búsqueda incansable de ayuda. Sofía hizo todo lo que hizo, gracias a que buscó ayuda a tiempo y logró entender «su angustia».
La escenografía es una oda a la televisión venezolana
La obra se desarrolla en medio de una sala donde absolutamente todo tiene una coherencia histórica. No hay accesorios de más. La producción de la obra es un homenaje a todo lo que representa a Sofía.
Enciclopedias, libros de arte, cartas personalísimas, el diván de un psiquiatra e incluso, el increíble mural de Alejandro Otero que la acompañaba todos los días en su programa «Buenos días Venezuela».
Si le prestas atención, entenderás que cada elemento tiene un propósito de ser y estar, ese es el secreto de una excelente producción.
Un agradecimiento a Diego Arroyo Gil
Todo lo que conocemos de Sofía, es gracias a Diego Arroyo Gil. Sin su trabajo, Sofía se habría despedido de este mundo sin compartir sus historias y hubiera quedado como un personaje incomprendido para toda la eternidad.
Gracias a su trabajo, hoy tenemos un testimonio vivo de lo que será siempre Sofía Ímber, porque un nombre tan grande jamás se desvanecerá.
La Señora Ímber está disponible en la plataforma de Trasnocho Cultural Web por solo $3.