¿Cómo eran nuestros indígenas? Un diario íntimo de Colón recuenta sus memorias y aquí están las descripciones

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Desde la llegada de Cristóbal Colón a las costas venezolanas, los pueblos indígenas cambiaron por completo. Sometidos por la inquisición española, debieron abandonar sus costumbres y tradiciones en búsqueda de adaptarse a los “nuevos mandatarios”. Saber cómo eran antes de Colón, es un misterio, pero tenemos ciertas luces gracias a un diario íntimo que cuenta sus memorias.

Exiliados en sus propias tierras

Poco se habla de lo traumático que fue para los pueblos indígenas venezolanos la llegada de Cristóbal Colón. Acostumbrados a un modo de vida completamente diferente, se debieron adaptar a comportamientos ajenos en búsqueda de sobrevivir en sus propias tierras. Los obligaron a ser exiliados de su propia cultura.

Hoy, es el día nacional de los Pueblos Indígenas y lo recordamos analizando el misterio que se mantiene vivo y latente alrededor de nuestros ancestros y cómo eran antes de la conquista española. El único acercamiento que tenemos, es un diario de memorias que escribió el viajero en medio de su viaje.

El tercer viaje de Colón inició el 6 de febrero de 1498 y decidió inmortalizar sus descubrimientos en un diario personal. En su recorrido, llegó a la isla de la Trinidad y al Golfo de Paria, y su experiencia con los indígenas venezolanos fue para él, grata y agradable. Lo recuerda así:

“Llegué allí una mañana a ora de tercia, y por ver esta verdura y esta hermosura acordé surgir y ver esta gente, de los cuales luego vinieron en canoas a la nao a rogarme de parte de su rey, que descendiese en tierra. Cuando vieron que no curé de ellos, vinieron a la nao infinitésimos en canoas, y muchos traían piezas de oro al pescuezo y algunos atados a los brazos algunas perlas… (Colón, 1989: 209)”.

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¿Cómo eran físicamente nuestros indígenas?

Pedro Centeno, pintor venezolano se inspiró en estas historias para crear sus obras de arte. Se le conoce como el pintor de los caciques.

Su primera impresión con ellos, además de estar en sus canoas y mostrar amabilidad, fue que se adornaban los cuerpos con oro y perlas. Su relato continuó así:

“El día siguiente vino de Oriente una gran canoa con veinte cuatro hombres, todos mancebos e muy ataviados de armas, arcos y flechas y tablachinas, y ellos, como dice, todos mancebos de buena disposición y no negros, salvo más blancos que otros que he visto en las Indias, y de muy lindo gesto y fermosos cuerpos y los cabellos largos y llanos cortados a la guisa de Castillas y traían la cabeza atada con un pañuelo de algodón, tejido a labores y colores, el cual creía yo que era almaizar; y otro de estos pañuelos traían ceñido e se cobijaban con él en lugar de pañetes”. (Colón, 1989: 209-210).

Lo más impresionante de la descripción, según la investigadora Nelly Velásquez es como Colón resaltaba la belleza de los individuos:

Esta gente es muy mucha y toda de muy buen parecer, del mismo color que los otros de antes y muy tratables; la gente nuestra que fue a tierra los halló tan convenibles, y los recibieron muy honradamente. Dicen que, luego que llegaron las barcas a tierra, que vinieron dos personas principales con todo el pueblo, creen que uno el padre y el otro era su hijo, y los llevaron a una casa muy grande, hecha a dos aguas y no redonda como tienda de campo, como son estas otras, y allí tenían muchas sillas, adonde los hicieron sentar, y otras adonde ellos se asentaron, y hicieron traer pan y (de muchas maneras frutas e) vino de muchas (maneras frutas), blanco y tinto, mas no de uvas. Debe él de ser de diversas maneras, uno de una fruta y el otro de otra, y asimismo debe ser de maíz, que es una simiente que hace una espiga como una mazorca, de que llevé yo allá, y ay ya mucho en Castilla; y parece que aquel lo que tenía mejor, lo traía por mayor excelencia y lo daba en gran precio. Los hombres todos estaban juntos a un cabo de la casa y las mujeres en otro. Recibieron ambas las partes gran pena porque no se entendían, ellos para preguntar a los otros de nuestra patria, y los nuestros por saber de la suya. Y después que colación allí en casa del más viejo, los llevó el moco a la suya y otro tanto, e después se pusieron en las barcas e se vinieron a la nao (Colón, 1989: 209-210).

Además de ser muy fuertes y amigables, eran muy bien parecidos y tenían una estructura social bien determinada. Hoy, aunque la población indígena venezolana se reduce solo a un 2% , muchos mantienen estructuras sociales inspiradas en sus ancestros.

Todas las citas son del libro: Colón, Cristóbal (1989), Textos y documentos completos,relaciones de viajes, cartas y memorias, Madrid, España: Alianza Editorial y se mantienen con la redacción original de Colón.  Si quieres leer más al respecto, la investigación completa está aquí.

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