Enamorarse de alguien que vive al otro lado del mundo, no es exactamente lo ideal, pero cuando llama el corazón, hay que escucharlo. William y Máxima se enamoraron perdidamente en 1999 y son inseparables desde entonces. Ni el océano pudo separarlos. Aquí te contamos toda su historia de amor.
“No eres mi estilo”
La historia de amor entre William y Máxima comenzó en abril de 1999, cuando se conocieron por una amiga en común en una feria en Sevilla. El amor no floreció inmediatamente, si bien William quedó enganchado a la energía de Máxima, para ella fue solo un conocido más.
Meses después, se reencontraron en Nueva York. Máxima vivía en la ciudad porque trabajaba como vicepresidenta en el Deutsche Bank (estudió economía). Cuando se vieron otra vez, aunque ella le aseguró que él no era su estilo, el destino confabuló para entrelazarlos y lo demás es historia. Se enamoraron.
Lo que jamás se imaginaban, es que su historia de amor vendría con altos y bajos debido al título de monarca de William Alexander (ella no lo supo, sino tiempo después) y a lo que significaría para la corte que él se casara con una “plebeya”. Suena muy cuento de hadas, pero ya entenderás mejor, sigue leyendo.
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Cruzando el océano por amor
Si las relaciones de por sí son complejas, imagínate cuando tienes a todo un país tras de ti. Así fue el comienzo de la historia de amor de William y Máxima. Ella se mudó a Bélgica, gracias a unos arreglos que hizo con el banco para el que trabajaba, para poder estar cerca de él. Al principio, la relación fue secreta.
El compromiso de ambos se anunció oficialmente ante el público en marzo del 2001. Lo hicieron con un recorrido por los lugares más icónicos de Países Bajos, tomados de la mano para que Máxima, que sería la nueva reina, conociera su país.
Sorpresivamente, los neerlandeses la recibieron con los brazos abiertos. Su energía logró conquistar a todos y el amor florecía cada vez más.
Todo iba perfecto, pero se encontraron con un problema que dejaría a Máxima sola y con el corazón roto.
Una boda ¿sin invitados?
El cuento de hadas de William y Máxima del príncipe que se enamora de la plebeya, parecía ir muy bien, pero cuando comenzaron los preparativos de la boda, un pasado familiar de la novia complicó el camino.
Su padre, Jorge Zorreguieta, fue subsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, durante el gobierno de José Rafael Videla (entre 1976 y 1979). Videla fue un dictador argentino y la corte de Países Bajos no podía aceptar ese trasfondo político en su monarquía.
Para poder lograr casarse, Máxima debió firmar un aval que explicaba que lo sucedido no tenía que ver con ella –estaba muy pequeña- y que reprochaba la dictadura, el movimiento fue aceptado por la corte y se procedió a la boda.
Pese a que todo parecía ir bien, le pusieron una condición muy compleja: su padre no podía asistir a la ceremonia. Ella aceptó, pero su madre se negó a ir sin su esposo. Máxima se casó en una ceremonia de 1700 invitados, los cuales solo 54 eran de ella, sin su madre ni su padre.
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¿Cómo fue la boda?
Cuando el amor es fuerte y confiable, puede traspasar cualquier obstáculo. William y Máxima se casaron en una fecha inolvidable: 2 de febrero del 2002 (2/2/2) en la Nieuwe Kerk de Ámsterdam.
La boda fue televisada y 900 millones de personas los acompañaron como testigos del magno evento. Durante la ceremonia, William arregló que tocaran el tango favorito de su padre y esto hizo que Máxima estallara en lágrimas, fue un momento muy emotivo.
La argentina utilizó un vestido de satín con mangas largas, hecho por el diseñador italiano Valentino (su favorito). Se dieron el sí con un par de anillos de platino y desde ese momento, se volvieron una de las parejas más estables de la historia de la monarquía.
¿Cómo es la vida para Máxima en Países Bajos?
Comenzar un mundo de cero y además, con la grandísima responsabilidad de formar parte de la monarquía, no fue nada sencillo para Máxima. Pero su historia de amor con William, lo valía. Se ganó el corazón de los neerlandeses desde que comenzó a aprender su idioma.
Hoy, se le considera la persona más querida de toda la monarquía de Países Bajos. Es la primera reina en la historia del país que se involucra en los derechos de la comunidad LGBTQ+, trabaja en pro de los derechos de los inmigrantes y se le considera la mejor “consejera real”.
Juntos, William y Máxima, son una demostración de que el amor todo lo puede. Ahora tienen 3 hijas que están en la línea para el trono y son una pareja estable, fuerte y feliz. ¡Enhorabuena!