Su nombre se ha convertido en una leyenda para el periodismo venezolano. La famosa ‘Malula’, se adentró de lleno en la política de nuestro país y con un profundo amor por la libertad, demostró hasta el cansancio en sus más de 50 años de ejercicio profesional que la calidad del trabajo no se negocia. Marianella Salazar le abre su corazón al público en un monólogo extraordinario que reúne sus memorias y también, parte de la historia contemporánea de Venezuela.
El periodismo llegó a su vida de sorpresa
Con su voz poderosa y argumentos imbatibles, Marianella Salazar ha sabido posicionarse en la historia de nuestro país. Su visión siempre firme y sin miedo, han hecho de su nombre una leyenda para el periodismo político venezolano y hoy, es sinónimo de excelencia. Lo que pocos saben, es que el sueño de Marianella, no era el periodismo, su corazón siempre estuvo direccionado hacia el mundo de las artes.
Confesándose “una niña demasiado tímida”, Salazar comenta que su sueño era adentrarse en el mundo de la actuación. La libertad que le prometían las tablas la enamoró desde siempre pero la vida tenía otros planes para ella:
«Cuando yo salí de bachillerato, yo pensé estudiar teatro pero mis padres, que estaban acostumbrados a una formación sumamente rígida me dijeron que no. Me hicieron un test vocacional que arrojó que yo estudiara periodismo y fue lo que estudié. Me encantó el periodismo, se volvió una parte irrevocable de mi”, asegura la periodista política más famosa de nuestro país.
El periodismo rápidamente se adentró en sus venas y la apasionó en lo más profundo, pero el arte siempre se mantuvo presente. Su rostro exótico y su personalidad tan particular, la hacían merecedora de numerosas propuestas artísticas, pero no era el momento adecuado, solo que ella lo sabría mucho después: “Yo tuve ofrecimientos de novelas de televisión y muchísimos programas de animación, pero yo estaba en ese momento realmente centrada en el periodismo”, asegura.
Una necesidad imposible de ignorar
Con más de 50 años de carrera profesional, resulta imposible separar a Marianella Salazar del periodismo, lo que nunca se imaginó, es que su sueño de la infancia se cumpliría muchos años después cuando el teatro llamó a su puerta:
“Le agarré el gusto al teatro cuando por allá en el 2002, Héctor Manrique me llamó para formar parte del elenco de ‘Monólogos de la Vagina’, fue una experiencia preciosa y la recuerdo con mucho cariño y agradecimiento”, confiesa Salazar.
Se reencontró con las tablas cuando entendió la importancia de escribir sus memorias. Después del cierre de la emisora en la que trabajaba, tuvo un tiempo de introspección que lo utilizó para crear lo que sería el confesionario más íntimo de toda su carrera:
“Uno tiene que tener tiempo para escribir y mucha gente me decía que yo debía escribir mis memorias. Y yo empecé a escribir, pero le di forma de monólogo. Cuando lo terminé se lo presenté a Javier Vidal, porque como dramaturgo me podía corregir y orientar… Lo vio y me dijo que le parecía perfecto y que iba así tal cual como yo lo había escrito”, comenta ‘Malula’, pero no todo fue tan sencillo como sentarse a escribir.
“La experiencia del monólogo es fuerte, porque es estar frente a un público que siempre es diferente y tu también estás diferente” … Si bien el ejercicio resulta ser todo un desafío, hubo un momento que le recalcó que estaba tomando el camino correcto con su obra:
“El año pasado, me llamaron para presentar la obra en la Concha Acústica de Bello Monte y yo pensé que no iba a ir nadie porque en ese momento porque la obra salió casi sin promoción. Para mi sorpresa, estaba completamente lleno. 5.000 personas. Yo salí de ahí levitando, todavía estoy levitando y ahora sí puedo decir que conozco lo que es un ‘ratón de triunfo’. Me sentí increíble. Sentí como el público me arropaba y siento que fue mi mejor actuación”, comenta feliz.
El desafío de confesarse en un país sin libertad de expresión
La libertad es una de las características más vitales de la personalidad de Marianella Salazar. Nunca ha tenido miedo de dar su opinión y de mostrar las cosas tal y como son, eso le costó más de 7 años en medio de dos juicios penales que casi la llevaron a la cárcel. Pero no se arrepiente de absolutamente nada.
«Todo tiene un por qué en la vida. Las tablas, el teatro es comunicación y es comunicación directa. Yo lo que soy es una comunicadora. En este monólogo, «La eterna irreverente» cuento mi vida profesional y también parte de mi vida personal. Es el recorrido a través de 50 años de ejercicio profesional y también, es la historia de un país”. Su obra es una oportunidad de ver la historia a través de sus anécdotas personales.
Siguiendo el canal de libertad al que está acostumbrada, Marianella asegura que hacer periodismo en Venezuela es “muy difícil”:
«No hay medios, los medios están amordazados. Aquí se acabaron prácticamente las publicaciones impresas. Los medios tienen mucho temor porque nosotros no estamos en una democracia. Nos han quedado las redes, algunos medios que indudablemente se arriesgan muchísimo. No es fácil hacer periodismo en este país. En lo personal, yo estuve 7 años con dos juicios penales. Uno aquí se siente absolutamente vulnerable porque corres demasiado riesgo”, lamenta Salazar.
Pese a los inconvenientes que presenta el país, Marianella ratifica su apoyo a los que buscan la manera de hacer periodismo: “Hay mucha gente valiente, mucha gente haciendo periodismo. A todas las nuevas generaciones las admiro profundamente porque por lo menos por estos 20 años, ha sido un ciclo histórico de mucha violencia y mucha represión. A los reporteros les ha tocado muy difícil. Los han golpeado, los han robado. Todos sabemos que ha sido terrible”.
«Yo defiendo las libertades por encima de todo porque las conocí y las ejercí»
Apasionada por su trabajo y con un ímpetu incansable de hacer las cosas bien, Marianella asegura que la situación por la que está pasando Venezuela es un ciclo que pronto se terminará:
“Yo pienso que esta situación en algún momento va a cambiar y yo lo que quiero es estar viva para ver el rescate de Venezuela. Nunca va a ser lo mismo, será otro ciclo histórico. Aquí se han perdido muchos valores, se ha involucionado muchísimo, pero yo pienso que Venezuela es un gran país y nosotros lo vamos a rescatar. Hay unas nuevas generaciones con un ímpetu, una formación y una experiencia que ha sido absolutamente traumática. Y en los traumas, en los ciclos traumáticos como este, es cuando la gente se fortalece”, asegura la comunicadora que sí cree en la luz al final del túnel.
‘Irreverente’ en todo su esplendor, asegura que cree en la libertad de pensamiento y en la democracia como mecanismo político. “La democracia con todas sus imperfecciones es el mejor sistema que existe. Yo defiendo las libertades por encima de todo porque las conocí y las ejercí. Nunca he pensado en irme del país porque yo por encima de todo, me siento muy bien aquí en Venezuela”.
«No somos un país de tradición migratoria»
Salazar considera que una de las claves para la ‘recuperación del país’, es la cantidad de venezolanos que están en el exterior, puesto que en el ADN del venezolano no está irse de sus tierras:
“Yo siento que aquí, con la cantidad de venezolanos que hay en el mundo con las ganas de regresar, van a venir y a traer esas experiencias y será muy enriquecedor. Yo veo muy bien el futuro de Venezuela cuando cambie. Nada es para siempre, en consecuencia, en algún momento si va a cambiar. Si hay algo que caracteriza la diáspora venezolana es el sentimiento de regresar, no de irse para siempre”, explica convencida.
El camino no será ni rápido ni fácil, pues según su percepción hay que luchar en contra de muchos factores que han deteriorado al ciudadano venezolano: “En estos veintipico de años hay una malformación ciudadana porque el paternalismo se ha situado y la gente cree que todo se lo tienen que dar. Habrá que luchar contra eso, pero yo siento que el aporte que van a hacer todos los venezolanos que están afuera cuando regresen, será muy valioso para el desarrollo del país y su rescate”.
La versión más íntima y vulnerable de ‘Malula’
En su monólogo, no solo muestra su versión más profesional a través de increíbles anécdotas que involucran a grandes figuras de la historia venezolana, sino que también, se da el permiso de mostrarse vulnerable ante el público, “Julie Restifo y Javier Vidal me han ayudado a soltarme. Su apoyo es invaluable”, comenta agradecida.
La oportunidad de ver a una de las mujeres más fuertes de nuestra historia, confesarse vulnerable es una experiencia sin precedentes. Ofrece la oportunidad de adentrarse en el mundo mas íntimo de Marianella Salazar:
«Yo soy muy vulnerable, yo me siento muy vulnerable en este momento de mi vida por las circunstancias del país. Muy vulnerable ante la violencia, la injusticia, ante la violación permanente y sistemática de los derechos humanos. Yo soy una mujer sola, pero tengo una vida muy plena, pero es fuerte vivir en un país en las circunstancias actuales. Es un país muy inseguro y cualquier cosa puede ser usada en tu contra. Es difícil vivir en Venezuela, pero sin embargo, es un país extraordinario”, confiesa conmovida.
Toda Venezuela conoce a Marianella Salazar, pero es la primera vez en la que ella abre la ventana a su corazón de forma tan abierta:
«El monólogo es un ejercicio de viaje interior a mí misma que yo nunca había hecho antes de sentarme a escribirlo. La gente se siente muy identificada con muchas cosas porque es un recorrido por la historia contemporánea del país. Hablo también de los miedos que siento, el miedo al envejecimiento. Hablo de ese proceso que ha significado para mí y me río de todo esto. Y esa es una virtud, saber reírse de los problemas, de los miedos y eso es lo que muestro yo de mi en «La eterna irreverente»”.
«La eterna irreverente» se presentará en el Centro Cultural BOD el 27 y 28 de febrero a las 7:00pm. Las entradas las puedes comprar haciendo click aquí o directamente en las taquillas del teatro.
Foto portada: Centro Cultural BOD (Gerardo Román).