Como parte de la celebración de nuestro 23 aniversario, estamos haciendo una recopilación especial de TALENTOS VENEZOLANOS y el número dos de nuestra lista, es Irvin Peña, director ejecutivo del Teatro Teresa Carreño y aquí te contamos TODO lo que tienes que saber de este talento ejemplar.
Un músico que se enamoró de la pedagogía
Desde muy pequeño se adentró en el mundo de la música gracias a un núcleo del Sistema de Orquestas que abrieron en los Valles del Tuy. Le encantó desde el primer momento y su talento floreció rápidamente, se preparó como clarinetista e incluso, llegó a ser profesor, siendo aún muy niño: “Los estudiantes más avanzados se convertían en profesores, yo era menor de edad en ese momento, tenía unos 14 años, y estaba de profesor del núcleo de Santa Teresa del Tuy”.
Mientras más descubría los poderes de la música, más quería aprender y comenzó a estudiar en un conservatorio en El Paraíso. Su trayectoria no era sencilla, pero jamás se rindió, porque si algo define a este talentoso venezolano, es su pasión por el trabajo: “Estudiaba bachillerato en Cúa, viajaba a Caracas a ver clases en el conservatorio, luego viajaba a Santa Teresa del Tuy a dar clases y después me regresaba a mi casa. Pasé bastante tiempo en camioneticas”, recuerda entre risas.
En búsqueda de profesionalizar aún más sus talentos, se preparó en educación musical: “Más allá de ser un buen ejecutante, tenía fortalezas como profesor. Adquirí herramientas que yo no tuve cuando era joven, tuve que hacer una búsqueda para iniciarme en la música y después fue que tuve la oportunidad de aprender en el conservatorio”, explica.
Inspirado por la posibilidad de transformar la vida de sus estudiantes a través de la enseñanza, se enamoró de la ciencia que hay detrás de la pedagogía, y ahora, aunque no se dedica a enseñar, sigue utilizando diariamente los mismos conceptos: “Me gusta ver cómo puedes hacer un diagnóstico y establecer unos objetivos, y si eres metódico puedes lograr esos objetivos en el estudiante. Eso me ha ayudado mucho para llevar procesos gerenciales y creativos”.
Ejerció su carrera como músico en todo tipo de ambientes, desde las orquestas más formales, hasta las agrupaciones más populares, que iban desde jazz hasta música urbana. “Después de la parte sinfónica, me fui a un cuarteto de música venezolana con Jazz, también hicimos música para documentales”, comenta.
Conectado con las comunidades
Irvin Peña desde sus comienzos como músico, trabajó para acercar la cultura a las comunidades más vulnerables. Su visión se mantiene y consiste en hacer de las artes un punto de encuentro sin diferencias ni limitaciones.
En búsqueda de llevar su mensaje, fue el creador de un proyecto comunitario que se llamó Radio Verdura: “Era una radio alternativa donde a través de un camión que venden verduras, nos permitía comunicarnos desde el centro cultural con la comunidad del barrio. Eran intervenciones en espacios y daba la sensación de que estabas escuchando radio. Teníamos todo organizado como un programa de radio, pero era a través de radio parlante”, recuerda.
Una mezcla peculiar: reclusos + música clásica
Manteniendo su ideal de trabajar en pro de las comunidades vulnerables, Peña fue asesor del Ministerio de Asuntos Penitenciarios en un programa que tenían en conjunto a El Sistema, para crear orquestas penitenciarias.
“Tuve la posibilidad de ir a varias cárceles del país a ver cómo funcionaba ese sistema. En ese momento (2013) estaban transformado las cárceles, tratando de tener un poco más de orden y uno de estos proyectos para la atención de los reclusos, era este proyecto del Sistema de Orquestas”, recuerda.
El proyecto tenía la idea de formar a los reclusos en materia musical, ofreciéndoles no solo los instrumentos, sino también, clases grupales: “Yo realmente quedé gratamente complacido por el hecho de que se haya dado un proyecto de esa naturaleza en nuestras cárceles, que tienen una historia tan complicada y difícil”.
¿Y cómo reaccionaban los reclusos? “Reaccionaban positivamente, estaban bastante motivados, pero como es una población muy rotativa, lo complicado era como podías aumentar el nivel artístico de cada uno, tomando en cuenta que no era población permanente y además, que estaban avanzados en edad”, explica.
En paralelo con las asesorías sobre este proyecto, Irvin se trazó una meta compleja: lograr enseñarle música a los sordos.
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SorMusic, un proyecto INCREÍBLE
Estudiando a fondo los conceptos más básicos de la música, Peña descubrió que existía la posibilidad de enseñarlos a entenderla, aun cuando no pudieran escucharla: “Me gusta inventar cosas que sirvan para algo”, comenta entre risas.
Para lograrlo, comenzó a estudiar cómo podía abordar a los sordos: “La población sorda es diversa, hay hipoacúsicos leves, hasta sordos profundos. Tienen diferentes niveles de audición, pre o post lingüistas”, explica, “Mi problema era ver cómo accedía a la información sonora, hay una teoría de las inteligencias múltiples que dice, que todo ser humano tiene inteligencia musical así tenga sordera y partí de ahí”.
Comenzó enseñándoles el ritmo, con diferentes elementos como aplausos y luces, los resultados fueron sorprendentes: “La participación fue increíble, hasta la psicomotricidad de los participantes que eran de la comunidad sorda de los Jóvenes Sordos de Venezuela, mejoró notablemente. Los jóvenes lograron acceder a la lectura musical, dictado musical y aprendieron música formalmente, al menos en temas del ritmo”.
“Antes yo veía la música y las personas oyentes y no sabía como hacerlo. Yo vine y me sorprendí muchísimo, el aprendizaje de los sordos es igual al de los oyentes”, comentó en su momento, Diana Contreras, una de sus alumnos.
Su tesis planeaba extenderse a la creación de instrumentos musicales especialmente para sordos, pero lo tiene momentáneamente en pausa. Este proyecto resultó increíble y apoyo muchísimo a la comunidad, puedes ver un video de ejemplo haciendo click aquí.
Su llegada al Teatro Teresa Carreño
En enero del 2014 comienza la aventura de Irvin Peña como director ejecutivo del Teatro Teresa Carreño, fue designado especialmente por el presidente de Venezuela y desde ese momento, su relación con el teatro ha sido inseparable.
Amante de los diagnósticos y buscando afrontar el reto de la forma más organizada posible, buscó apoyo de ingenieros y arquitectos para desarrollar un plan de acción que permitiera organizar no solo la reestructuración del teatro, sino también su mantenimiento.
Tomás Lugo, el mismísimo arquitecto del Teatro Teresa Carreño, se reunió con él y le dio todo tipo de recomendaciones, pero el reto nunca fue sencillo: “El teatro es una obra grande de 88 mil metros cuadrados en construcción, para los años 70, costó cerca de 500 millones de dólares, pero ¿Cuánto cuesta mantener un espacio que cuesta eso? Es muchísimo trabajo”, comenta Irvin.
Poco a poco su gestión ha dado resultados, pero le ha tocado comerse las verdes, como decimos los venezolanos, en todos los aspectos: “Esto era un carro nuevo en los 80, pero a los 90 comenzó a sentirse la falta de mantenimiento, y ni te imaginas todo lo que todavía hay que hacerle, tenemos una lista de mil cosas”, explica.
Todo el proceso de mantenimiento y mejoramiento de la estructura, se comenzó a trabajar cerca del 2017, cuando el país atravesaba una de sus peores crisis sociales y económicas, así que el reto fue aún más cuesta arriba, pero Peña trabaja incansablemente para hacer que esté cada día mejor: “Fueron años duros, pero a la vez, como toda crisis, termina uno buscando alternativas y mirando otras fuentes. La crisis para nosotros fue muy positiva porque nos permitió mirar el teatro de otra manera”.
“Yo ADORO este teatro”
En todas las obras, conciertos, presentaciones y ruedas de prensa, está Irvin Peña. La pasión que tiene por el Teatro Teresa Carreño no solo es contagiosa, sino admirable.
“Yo tenía una responsabilidad, fui designado por el presidente y además, es todo un honor estar en un espacio como este. No podemos pasar a la historia como una gestión que no lo logró y que no le dejó nada positivo al teatro, esa es mi mayor preocupación en lo personal porque yo ADORO este teatro”, confiesa el músico.
El director ejecutivo se mantiene apostando por el teatro, por todo el equipo de trabajo que tiene detrás: “En el 2019 nos quedamos sin aire acondicionado, porque nosotros dependíamos de Parque Central para la generación de agua helada. La Ríos Reyna la teníamos inhabilitada. Pero no quisimos cerrarla. Si paras un teatro, acabas con el ballet, acabas con la ópera, acabas con los artistas. No es tan fácil como cerrar las puertas y listo”.
Y mientras que se organizaba el plan de trabajo para solventar el inconveniente del aire acondicionado, tomaron el riesgo de hacer arte nuevamente y fue un sueño hecho realidad: “En el 2019 se hizo Los Miserables. Si hubiésemos tomado la decisión de cerrar porque es más cómodo y más fácil, no se hubiese dado el acontecimiento latinoamericano más grande en materia de musicales. Se logró eso a pesar de que las condiciones eran desfavorables, pero se puso por encima la calidad artística”, explica.
Pero como dicen los italianos, piano piano si va lontano, Peña, junto a todo el equipo del teatro, ha logrado hacer que mejore y recupere su grandeza: “Por más que nos señalen y nos critiquen, tenemos que seguir trabajando y a medida que el país vaya mejorando, seguramente vamos a mejorar nosotros. A medida que aparece el recurso, solventamos cada situación, con nuestra propia gente. Yo tengo trabajadores que participaron en la construcción del Teresa Carreño. El nivel de conocimiento y sentido de pertenencia, es increíble”.
Peña se involucra en todos los aspectos del teatro, desde lo que necesitan para pintar una oficina (fun fact, en plena entrevista vinieron a pedirle un rodillo y respondió enseguida), hasta los planes a futuro con los que sueña, que incluyen involucrar al talento venezolano que está en el interior.
“Mi deber es ser útil”
De personalidad trabajadora, Irvin se mantiene con actitud positiva sobre el futuro no solo del Teatro Teresa Carreño como estructura, sino todos los grupos artísticos que alberga: “Es mirar al futuro siempre”.
“El teatro me ha cambiado totalmente la vida, yo agradezco enormemente la posibilidad de estar en este espacio para ser útil, es lo que más me satisface. No puedo pasar un día en el que diga que no hice algo. Tengo un deber y es ser útil a mi país. Es demasiado satisfactorio como una idea, un proyecto, una cara, que tenía ciertas actitudes fue tocada por el teatro y lo ves en el escenario y vives todo su proceso”, confiesa Peña.
Parte de su gestión como director ejecutivo, ha sido buscar talentos fuera de Caracas para involucrarlos con los proyectos del teatro: “En el interior hay un talento impresionante y suceden muy pocas cosas. Cuando tu vas y les hablas del proyecto, ves una ilusión en la cara de la gente. A veces no sabemos con claridad cómo vamos a llevar a cabo el proyecto, porque hay muchas cosas que superar, pero todo el mundo se pone la tarea de prestarnos espacios, de poner a disposición cosas”, comenta.
“Hay que buscar la manera de que las personas puedan vivir la experiencia del teatro alguna vez en su vida”, explica y es por eso que parte de las entradas de los shows propios del Teresa Carreño, siempre tienen entradas accesibles (alrededor de 5 dólares): “Si esa gente con posibilidades limitadas, dice: yo en lugar de comprarme un perro caliente, me compro una entrada en 5 dólares, mi trabajo aquí está hecho”, asegura.
Sin politizar: “La diversidad en la cultura es fundamental”
La evolución que ha tenido el Teatro Teresa Carreño en los últimos dos años ha sido impresionante. Entrar a sus espacios y ver cómo cuelgan los pendones de proyectos de todo tipo, le devolvió la vida a sus salas y la ilusión a su público, y todo esto es un trabajo en equipo que no ve distinciones.
“Nosotros aquí no tenemos distinción política, cuando tenemos una obra no nos paramos en la entrada a ver de qué partido es cada quien. La diversidad en la cultura es fundamental, el teatro es un punto de encuentro y reconciliación para todos”, comenta.
Conciertos y obras internacionales, coexisten perfectamente con producciones nacionales que les alcanzan orgullosamente el nivel. Esta mezcla de opciones, ha logrado crear un público mixto y diverso que, según Peña, promueve el reencuentro: “Es muy aburrido tener una sociedad completamente uniformada. Estamos hartos ya de la politización de todas las cosas”.
“En este momento, el teatro está cumpliendo una función muy importante, que es un espacio para estimular la convivencia. Que vengamos y disfrutemos de las obras sin distinción política ni de clases. No estás apoyando un partido político, estás apoyando los sueños de un artista”, asegura.
Su mensaje se divide en dos partes, la primera es inspirar a todo tipo de público a disfrutar de los shows del teatro para generar orgullo y sentido de pertenencia y la segunda, es incentivar el apoyo de los que tienen los recursos:
“Es muy importante incentivar a la gente que tiene los recursos, los medios económicos, o nivel de instrucción importante, para que apoye a diferentes áreas del teatro. Estamos abiertos a todo. También pueden patrocinar bailarines de forma directa, haciendo que se mantenga en el teatro, en el país, en los escenarios de la sala Ríos Reyna, eso es vital para todos”, comenta.
Si quieres saber más de Irvin Peña, lo encuentras en @IrvinSaxo y si quieres ver cómo va su gestión con el Teatro Teresa Carreño, haz click aquí.