Eduardo, es un joven que siempre ha apoyado a todos, en especial a los niños hospitalizados y a sus familiares, del Hospital de Especialidades Pediátricas de Maracaibo. Hace cuatro años, decidió dejarlo todo por un sueño, recorrer el continente sudamericano, para vivir una gran aventura
El venezolano Eduardo Patterson, inició el trayecto en Panamá en 2019, para ir a Colombia, cruzó Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, justo en este último país, empezó la pandemia y tuvo que hacer una pausa.
Trabajó dando clases de inglés online y paseó dos cachorrros, reunió dinero y gracias a la ayuda de unos amigos, en un par de meses, pudo restaurar una moto 250 cc, año 2010, estilo chopper. Que con una chaqueta de cuero, una carpa, una mochila y el deseo de vivir la ruta argentina por primera vez, volvió a tomar camino, para disfrutar esta nueva etapa de su viaje.
Después de unos meses, que Eduardo estaba por Mendoza, no pudo entrar a Chile, por un problema en el norte, que tenía que ver con los venezolanos, así que tuvo que esperar. En un lugar llamado San Nicolás, trabajó como vendedor de la marca Chevrolet, luego diez meses de vivir allí, lo dejó todo por segunda vez.
La Aventura de Eduardo
Este recorrido tomó rumbo por el norte de Argentina, entró a Brasil por Foz de Iguazú y luego al Estado Santa Catarina, vivió en el auto, frente a la playa todas las noches, para reunir dinero suficiente, como mesonero de un restaurante de hotel, para seguir el viaje hacia el norte.
“De hecho, fue en las playas cristalinas de Bombinhas, donde me llene del coraje suficiente, para intentar atravesar doce estados de Brasil: Pará, Santa Catarina, São Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Distrito Federal, Goias, Tocantins, Maranhao, Pará, Amazonas y Roraima, hasta llegar a nuestra amada tierra, Venezuela”, explica el aventurero.
“Nada estaba planeado, lo único que debía hacer, era escuchar al corazón. Una loca idea, de experimentar por primera vez, aquel sueño de restaurar un auto antiguo del 69, marca Fiat, modelo 600, fabricado en Argentina, utilicé solo la liquidación del último trabajo y unos ahorros, así crucé el país más grande, de nuestro continente sudamericano, Brasil”, confiesa Eduardo.
El camino con buena compañía
El 1 de enero del 2023, el destino lo sorprendió y vivió la dicha de adoptar a un perro, que lleva el nombre de Max.
“Lo encontré en el viaje, en una ciudad llamada Itajai del Estado de Santa Catarina, luego de haberme quedado sin wifi en la ruta y buscar conexión, llegué a una bomba de gasolina, con Valden, un empleado del turno de la noche, conversé sobre la historia, de aquel brasilero llamado Jesse, que viajó por cinco años con su cachorro, en un escarabajo blanco, con destino a Alaska, me dice que si me gustaría adoptar a un cachorro, lo rescataron de un señor malvado y de mal humor, que lo golpeaba cada vez que podía. Debido a esto, ahora sufre de miedo. Me mostró una foto de Max, sentí que debía aceptar. Desde entonces, es mi compañero de viaje”, relata Patterson.
Eduardo y Max cruzaron doce estados de Brasil, cruzaron el Río Amazonas, en una balsa de carga, por cinco días, con poco dinero o muchas veces nada. Escuchando solo al corazón, con la ayuda del pueblo brasilero, grandes amigos del viaje y familiares, logró este sueño de la mejor forma posible. Más allá de la aventura, afirma Eduardo, que hay mucho aprendizaje y gratitud.
“Max, Blue (El Fiat 600) y yo, junto a las palabras, viajamos por Sudamérica, recorrimos 7 mil kms en ruta, 2 mil kms por el Río Amazónico, y 1,750 kms para llegar a nuestra casa, la Península de Paraguaná de Falcón. Un viaje que lo cambió todo. Solo debemos llenarnos de certeza, de coraje, valor y de mucha humildad y aceptar las bendiciones de la vida, con el mayor agradecimiento. Este logro va también para los valientes de mi continente sudamericano y a las futuras generaciones”, finaliza Eduardo.