Todas las bodas tienen un protagonista que no puede faltar: el clásico y precioso vestido blanco. Con siglos de tradición, se ha convertido en un ícono de amor, pureza y fertilidad, pero esto no siempre fue así. El vestido blanco se popularizó gracias a una reina y aquí te contamos la historia.
¿Qué significa el color blanco?
Si buscamos la historia desde la psicología del color, el blanco es sinónimo de paz, pureza, ternura, frescura e ingenuidad. Todas las características que se espera de una novia clásica. Por siglos, este color ha sido el protagonista de millones de bodas.
Viéndolo desde el punto de vista práctico, el blanco es un color difícil de mantener. Se ensucia con facilidad y usarlo de pies a cabeza, significa que debes andar con mucha prudencia para mantenerte impoluta. Este condicionamiento de conducta no tiene nada que ver con la elección del color (aunque ahora que lo pienso, quizás podría ser), la historia es mucho más interesante.
Encontrar el vestido blanco perfecto es el desafío más grande de las novias cuando comienzan a planificar su boda, pero todo tiene una explicación. Más allá del significado impuesto al color blanco, la historia se remonta a 1840, cuando una reina decidió romper todos los protocolos y mostrarle al público la belleza de un encaje blanco impecable en el día de su boda.
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La reina que nos hizo usar blanco
Antes de 1840, las novias no utilizaban blanco para sus bodas. De hecho, muchas no tenían un vestido de novia específico para la ocasión, solamente utilizaban su mejor prenda (Sin importar el color, aunque el negro no se permitía), para caminar hacia el altar. Todo cambió con la boda de la Reina Victoria con el príncipe Albert en 1840.
El día de su boda, la reina apareció luciendo un espectacular traje blanco impoluto, que sorprendió tanto al público que se convirtió en el accesorio más comentado de la época.
¿Por qué decidió usar blanco? No hay una razón particular, pero se cree que su objetivo era impresionar con la hermosura del encaje Honiton, producido por la industria textil británica que además de ser extremadamente costoso, era considerado muy fino y detallado.
Su elección textil se regó por toda Europa y enseguida se volvió una tendencia. Desde el siglo XX las mujeres usan vestidos blancos por la elección de una reina y además, el encaje sigue siendo protagonista en los diseñadores.
¿Será que todas queremos ser como la reina Victoria? ¡Puede que sí! Ahora cuando compres tu vestido, recuerda que se lo debes todo a la realeza.