Un gran dolor, desesperanza, terror, pánico e impotencia es lo que, actualmente, mucho de los seres humanos estamos sintiendo en estos momentos, luego de que se diera a conocer que una de las principales selvas del mundo, como lo es la Amazonía, se está incendiando. El pulmón vegetal del planeta, como es conocido, se está consumiendo por el paso del fuego, algo que es bien desconcertante pues se trata de un lugar que conserva la mayor cantidad de biodiversidad que existe en la faz de la tierra, y lo estamos perdiendo.
La Amazonía es una vasta región de la parte central y septentrional de América del sur que está conformado por la selva tropical de la cuenca del río Amazonas. La misma está dividida por varios sectores adyacentes, como las regios de las Guayanas y el Gran Chaco, que también poseen selvas tropicales. Además, esta selva amazónica es el bosque tropical más extenso del mundo y es que, tiene una extensión estimada de siete millones de kilómetros, mismos que están repartidos entre nueves países: Brasil y Perú con una mayor extensión, seguidos por Bolivia, Colombia, Venezuela, Guayana, Guyana Francesa y Surinam. Tanto es su belleza y todo lo que posee y representa que, el 11 de noviembre de 2011, este sitio fue declarado una de las siete maravillas naturales del mundo.
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Biodiversidad en peligro
Por otro lado, en este fabuloso sitio posee altas temperaturas que favorecen el desarrollo de una vegetación tupida y exuberante, conteniendo un color verde que lo representa. Su título como «el pulmón del planeta» se debe porque mantiene un equilibrio climático, por ejemplo: los ingresos y salidas de CO2 y de 02 que se mantienen en una balanza. Asimismo, posee una flora muy abundante compuesta por innumerables especies desconocidas, miles de tipos de aves, incontable anfibios y millones de insectos.
A pesar de la abundancia y riqueza natural que posee la Amazonía, la superficie de la selva se ha reducido un 20%, desde que se inició la deforestación en el año 1970. Y es que, de acuerdo a los informes del Center for International Forestry Research (CIFOR) señalan que el rápido crecimiento en las ventas de carne de res en Brasil ha acelerado la destrucción de la selva tropical de este mágico lugar.
Y esto se ve reflejado en la actual catástrofe que esta viviendo la selva amazónica, luego de que se registrara un gran incendio que ya lleva más de 15 días sin control, arrasando con todo a su paso. «El alarmante aumento de los incendios en la Amazonía brasileña se debe en gran parte al avance de la deforestación y no a la temporada seca», es parte de lo que profesa el gobierno de Jair Bolsonaro, apuntó Paulo Moutinho, investigador del IPAM, un organismo de investigación amazónico.
Y es que, la devastación de la selva es el hilo conductor y el impulsor de que este incendio se esté propagando a velocidad récord que, inicialmente, fueron causados por los agricultores que estaban en busca de limpiar el área para cultivar. El fuego que comenzó como una práctica habitual de la agricultura se propagó como aceite por la destrucción de la selva y que, ahora, avanza a zonas deshabitadas, abrazando todo a su pasa y amenazando a lugares poblados.
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Posibles consecuencias
Por otro lado, el investigador reveló cuáles serían las consecuencias de este incendio, entre las que destaca la recuperación de las zonas: «las llamas recorren el suelo de la selva y su acción es suficiente para causar la muerte de árboles muy grandes, hasta dos años después del incendio. Los árboles muertos pierden las hojas y eso hace que haya más sol entrando en la selva, lo que provoca que esa vegetación se vuelva más inflamable. Si no hay nuevos incendios, se tarda varias décadas en recuperar la misma densidad».
A su vez, Paulo señaló que también se perderá diversidad biológica y la función de la selva, la de abastecer a la atmósfera de nubes para producir lluvias: «Pero, además, la humareda sobre las ciudades de la Amazonía deja graves consecuencias para la salud, con graves problemas respiratorios. Lo que se traduce en daños económicos».