De todas las pasiones del príncipe Carlos, heredero de la corona británica, la acuarela es una de las más antiguas. Ahora expone 79 de ellas en Londres, en el elegante marco de una capilla del siglo XIX renovada.
Es la exposición más importante de su obra hasta la fecha. Desde hace casi 50 años, el príncipe pinta al aire libre en los lugares que ama, Escocia, las residencias reales… Sus viajes son también una fuente constante de inspiración, desde Suiza hasta Tanzania, pasando por Francia y Grecia, reseñó AFP.
Las eligió ÉL mismo
El mismo príncipe fue quien eligió las 79 acuarelas de la muestra, la cual está organizada por lugares y países. Estarán en exposición hasta el 14 de febrero. Quienes vayan a la exposición verán las montañas de Escocia, la Provenza francesa y Transilvania en Rumania. Los pinceles del futuro rey también han inmortalizado Klosters y Saint Moritz en Suiza, y el castillo de Le Barroux en Francia.
Amante de la naturaleza
El príncipe, de 73 años, adora las montañas, los ríos y el mar, y tiene un afecto especial por una montaña escocesa, Beinn a’Bhuird, que ha pintado muchas veces en distintas épocas del año desde diferentes ángulos. Eligió la acuarela porque la «fotografía le resultaba insatisfactoria», explica en un texto que se expone junto a su obra en la capilla Garrison, en el elegante barrio londinense de Belgravia.
Acuarela terapéutica
El príncipe ha confesado que pintar en acuarela es uno de los ejercicios «más relajantes y terapéuticos» que conoce. Explica que lo lleva a otra dimensión y le «refresca partes del alma a las que no llegan otras actividades».
Asimismo asegura que no se hace «ninguna ilusión sobre su calidad», pero son como un álbum fotográfico y son muy importantes para él.
Tiene seudónimo
A lo largo de los años, ha encontrado tiempo para pintar 680 acuarelas, a veces firmadas como A.G. Carrick, seudónimo creado a partir de las iniciales de dos de sus otros nombres de pila, Arturo y Jorge, y de su título de conde de Carrick.