El compositor Frédéric Chopin era conocido por sufrir unos famosos ensueños alucinatorios cuando tocaba el piano. Aunque se podía considerar parte de la inspiración del momento, diversos médicos españoles aseguran que se trataba de ataques de epilepsia. Aquí todos los detalles de su interesante vida.
Música en sus venas
El compositor polaco nació en Zelazowa Wola, cerca de Warsaw, en el seno de una familia amante de la música. Su madre era profesora de piano y su padre tocaba el mismo instrumento y violín.
Frédéric Chopin fue expatriado de Polonia y desde muy joven se radicó en París en 1831. Así, se estableció rápidamente en la alta sociedad musical.
Dolor como método creativo
Chopin tenía fama internacional de pianista virtuoso. Era uno de los mejores en su época y fue conocido por su carisma natural.
En su juventud estuvo dispuesto a todo por la música, ya que cuando no pudo tocar ciertos acordes inventó su propia máquina para extender aún más los dedos de sus manos.
Estaba tan obsesionado que dormía con ella. A pesar de ser peligroso, no sufrió las consecuencias que tuvo en el mimo tiempo Robert Schumann: se lesionó las manos gravemente.
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En la oscuridad
Desde pequeño, Frédéric Chopin prefería tocar en la oscuridad absoluta porque solo de esta manera podía inspirarse y crear sus composiciones en el teclado.
En sus presentaciones, como invitado a casas de la sociedad alta, el artista no tenía escrúpulos y pedía que apagaran las velas de la sala. Su audiencia quedaba totalmente ciega a lo largo de su tocada.
¿Locura o sensibilidad suprema?
El personal de servicio de su casa suponía que Frédéric era un loco. El compositor polaco tenía ataques de epilepsia muy fuertes, en ellos llegaba a alucinar y escuchaba voces de criaturas del otro mundo.
En ocasiones, se paraba a brincos de la cama y corría hacia el piano sin prender una vela y se sentaba a tocar.
Este es un hecho comprobado. Manuel Vázquez Caruncho y Francisco Branas Fernández han analizado las descripciones de las alucinaciones de Chopin en los ‘Nocturnos’ y concluyeron que la genialidad del músico era provocada por epilepsia del lóbulo temporal y no del arrobo del duende del arte.
Orgullo pase lo que pase
Era una persona delicada y fácil de lastimar. Muchos decían que esa fue la razón de la anulación de un compromiso amoroso que tuvo en la juventud.
Un día, Frédéric Chopin fue de visita a la casa de su prometida con un amigo y la joven cometió un error grave: primero se dirigió al invitado antes de saludar a su prometido.
Por ende, el compositor se sintió insultado y no pudo seguir con la relación.
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Con el corazón lleno de amor
En París, en 1837, conoció a Aurore Dupin, una escritora conocida como George Sand, su futuro amoroso mas grande.
«Qué mujer tan desagradable» dijo Chopin, pero se enamoró y vivió 9 años con ella. Ambos tuvieron una relación muy apasionada.
Sand adoraba a su perra Marquis y en una oportunidad comentó que si hubiese sido compositora le dedicaría un vals.
El músico no dejó pasar ese comentario y así nació el ‘Vals Op. 64 No. 1.‘ mejor conocido como el ‘Vals del Minuto’.