Con su estilo arriesgado, disruptivo y audaz, la bodega chilena Ventisquero, lanza en el país su línea “Kalfu”, vinos que provienen de la zona costera que va de norte a sur, de clima muy frío, provenientes de sus viñedos del las zonas del Huasco, Casablanca, Leyda y Lolol.
Kalfu significa «azul” en mapudungún, idioma de la cultura indígena Mapuche. Según sus mitos y creencias, el color azul es la esencia pura del origen de la vida. De allí el color azul intenso de su precinto y etiqueta. Azul, como el Océano Pacífico, y azul como el cielo.
Uno de los elementos frescos del bloque Kalfu, es su tapa de rosca, «screw caps», punto focal característico de los vinos jóvenes y frutales de consumo relativamente pronto, lo que hace que mantenga la calidad y frescura del vino.
Otra de las particularidades de este vino es que se inclina hacia el estilo neozelandés, ya que son vinos muy aromáticos, producto de la incidencia solar que tiene en la zona fría costera y la niebla matutina en sus mil kilómetros de costa nacional. Son vinos que expresan aromas y sabores frutales; sensaciones finas, suaves, y delicadas en contraste con el bravío mar Pacífico.
Para Venezuela, Ventisquero y Vitis, seleccionaron a dos de sus estrellas marinas: Molu Sauvignon Blanc y Molu Pinot Noir. El primero es de color verde pálido. En nariz es fresco, con aromas cítricos a frutas tropicales con suaves notas minerales y hierbas balsámicas. Destaca la frescura por su acidez vibrante que propicia un largo y limpio final. Se descubren notas salinas, a espárragos y ruda. Ideal para combinar con tartar de pescados y frutos del mar.
Mientras que el Molu Pinot Noir es de un rojo rubí́ intenso con destellos violeta. Expresivo y frutal, destacan aromas a cereza y frambuesa suavemente especiado. El roble francés enmarca con elegancia la intensa fruta, aportando con toques a vainilla y canela al retrogusto, también posee notas florales, a especies y frutas silvestres. Ideal para platos de cacería y carnes blancas.