¡Talento venezolano! La mágica creación de Elías Crespín que vivirá para siempre en el Louvre

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Nacido bajo cielo venezolano, Elías Crespín estuvo influenciado desde muy pequeño por el mundo del arte y la ciencia. Con el corazón dividido entre las dos especialidades, fue una obra de Jesús Soto la que le dio el impulso necesario para transformar su vida y perseguir el arte como guía.

Gracias a su talento, fue seleccionado para decorar permanentemente una de las escaleras del museo más importante de Francia.

El nieto de Gego brillando en Francia

A la izquierda, Gego terminando una de sus obras. A la derecha, Elías Crespín.

Gego, es la artista cinética más importante de Venezuela. Con orígenes alemanes, Gerturd Goldschmidt se transformó en todo un ícono del arte venezolano, cuando desafió todo los límites y tabúes de la época y decidió dedicarse de lleno al arte cinético y al op-art. Su trabajo fue revolucionario y extremadamente novedoso para la época.

Lo que nunca se imaginaría, es que su nieto se convertiría en artista también. Elías Crespín comenzó su vida estudiando ingeniería informática en la Universidad Central de Venezuela. El arte estuvo presente en su vida gracias a su abuela, quien le enseñó a ver siempre más allá de la cotidianidad.

Su vida cambió completamente una vez que fue a ver en el Museo de Bellas Artes de Caracas una exposición dedicada a su abuela, y en medio de las escaleras, se encontró una obra de Jesús Soto (también cinetista), que lo dejó impactado:

“Me encontré con un cubo de soto, que lo vi como un Espacio Tridimensional en el que podían graficarse funciones y hacer que danzaran. Imaginándolo moviéndose como las funciones que había estudiado en la universidad, me llevó a tener una necesidad de crearlo y así fue como nació todo”, comentó en una entrevista a CNN.

La ingeniería se mezcla con el arte

Si quieres ver ésta obra en movimiento, haz clic aquí.

Crespín desde el 2008 se mudó a París, con el propósito de hacer más investigaciones artísticas en las que pudiera mezclar sus conocimientos como ingeniero, con sus talentos como artista.

Cuando llegó a Francia, estaba en búsqueda de su propia voz como artista y se reunió con el grandísimo maestro venezolano Cruz-Diez y le dijo: “Tienes algo muy importante en las manos. No te detengas, sigue y continúa con eso que tienes en la mano. Gracias Cruz-Diez”.

¿Cómo lo logró? Con un software desarrollado por él: “He desarrollado un programa de control de mis esculturas. Que va avanzando. Voy por la versión 5.4. Es el centro de funcionamiento de cualquiera de mis obras. Le digo al programa cuál es la geometría y la danza, y el programa se encarga de hacer que la danza se materialice”, explicó.

Vivirá para siempre en el Louvre

Su trabajo impresionó tanto a la directiva del Louvre, que lo invitaron a crear una obra que permanecería permanentemente como parte de la colección del museo. “Cuando salí de la reunión, no sentía las piernas. Si me lo hubieran dicho hace años jamás lo hubiera creído”, comentó Crespín.

La escultura, que pertenece a la categoría de «Plano Flexionante», consiste en una alineación paralela de 128 tubos cilíndricos suspendidos en el aire por hilos invisibles, impulsadas por pequeños motores que hacen una coreografía extraordinaria. Celestial y aéreo, el móvil aparece en reposo como un plano horizontal rectangular con una longitud de casi 10 metros (1,50 L x 9,50 L metros).

El Louvre, lo define así:

“Atrapado en un movimiento permanente, parece escapar de las leyes de la gravitación y cobra vida en el espacio en una amplitud de 3 a 4.50 metros de altura, al ritmo de secuencias determinadas por algoritmos digitales. Esta coreografía de onda, que se desarrolla sin ninguna linealidad mecánica, favorece la lentitud y promueve la contemplación y la maravilla. La escalera del Midi ofrece al visitante una parada en su viaje, convirtiéndose en el teatro de un ballet silencioso”

Su presencia en el Louvre es un paso extraordinario no solo para Latinoamérica, sino también para el arte con tecnología: “Significa que algo está cambiando para bien, en una buena dirección. Por el hecho de ser latinoamericano, por ser contemporánea y con características tecnológicas, demuestra que hay interés en mostrar de una manera novedosa el arte”, comentó el artista. .

Elías, es el primer artista latinoamericano vivo en ingresar al Louvre a mostrar su obra. ¡Todo un orgullo venezolano!

Si quieres más información, puedes seguirlo en su cuenta de Instagram, o en su página web.

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