Como parte de la celebración de nuestro 23 aniversario, seleccionamos a María Fernanda Puerto Carrillo, bióloga y conservacionista venezolana para que sea nuestro talento número 17. Aquí tienes todos los detalles de este talento ejemplar.
Una infancia guiada por la naturaleza
La tierra del sol amado la vio nacer y convertirse en una profesional. Con una familia unida, María Fernanda Puerto Carrillo se acostumbró a viajar con su familia por parte de mamá. Estas experiencias marcaron su infancia y la acercaron a la naturaleza, generándose así su amor por los paisajes y la flora.
Las playas, las montañas, el Ávila y el Parque del Este se convirtieron en sus destinos preferidos al visitar la gran Caracas. «Mi Infancia siempre fue muy asociada a este tipo de ambiente, a todo lo relacionado con la naturaleza«, explicó.
Por su parte, su amor por los animales también está muy relacionado con su entorno familiar: «Mis padres siempre han sido amantes y protectores de los animales, y creo que saqué de ellos ese amor y respeto».
Relaciones influyentes
En su adolescencia María era amiga de una muchacha que ya estaba estudiando biología. Esta amistad y los viajes que realizaban juntas la hizo fijar su mirada en la biología como futura carrera, una vez se graduara del colegio.
A su vez, su hermano fue otro de los personajes que también incidió en esta afinidad. De acuerdo con la venezolana, él siempre fue una persona curiosa que la llevaba de viaje. Juntos recorrieron casi toda Venezuela: «Siempre he dicho que es un biólogo frustrado porque le encanta el tema natural».
Ambos fueron personajes influyentes para llevar a María a estudiar Biología en la Universidad del Zulia. La amistad y relación con su amiga fue tal que ahora trabajan juntas en algunos proyectos: «Ella me ayuda en mi proyecto y la ayudo a ella en su proyecto».
Crecer aprendiendo
La pasión permite que las personas que sientan que no están trabajando. Así vive su profesión día a día María Fernanda Puerto Carrillo, haciendo algo que le encanta y fascinándose con las posibilidades que le ofrece el mundo animal.
«Siempre que viajo es algo totalmente distinto. Aunque vea millones de fotos de jaguares, siempre me emociono cuando veo un registro nuevo, un comportamiento nuevo o una especie nueva», aseguró.
Además, esta labor permite que la bióloga venezolana siempre esté en constante crecimiento personal: «No puedo dejar de leer, de informarme, de viajar y de conocer. No solo conocer los diferentes paisajes, sino a las personas de esas comunidades».
En este sentido, conseguir culturas completamente distintas es una de los aspectos favoritos del trabajo que realiza María Fernanda, puesto que le permite crecer a través de la observación y el conocimiento de superación de dificultades de estas personas.
Asimismo, al trabajar en campo y adentrarse al hábitat del jaguar, María Fernanda ve todo el ecosistema y se siente fascinada con el intercambio de información que hay en cada sitio, en cada bosque, en cada ruta.
«Cuando pasas por un lugar donde sabes que acaba de pasar un jaguar… Es otra cosa. No te sé explicar la sensación, pero cuando ves una huella, un rastro reciente, cuando sientes el olor del animal que acaba de pasar o escuchas su rugido, es una experiencia indescriptible«, dice enamorada de su labor.
Te podría interesar: ¡23 talentos ejemplares! #16 Mónica Kobiakov, la madre venezolana que creó ‘Mis Primeras Palabras Venezolanas’
«Sumamente vulnerables ante el ser humano»
Una especie muy temida por muchos, dada su incomparable fuerza. Sin embargo, logró atrapar la atención de Puerto Carrillo. «Son demasiado vulnerables y los hemos amenazado mucho. Se les han quitado muchos bosques y los han cazado muchísimo», explica.
A su vez, la bióloga afirma que es común proyectar el lado negativo del jaguar, ya que pocos buscan lo contrario: «A pesar de lo poderosos que son, son sumamente vulnerables ante el ser humano».
De esta manera, se convierte en uno de los animales a los que más peligro se enfrenta, por el uso constante de sus partes en la santería. Aunque no existe una cifra oficial de decomisos, el jaguar está en peligro.
«Creo que fue mi norte dedicarme a desmantelar esa imagen negativa del jaguar para mostrar ese lado importante y ecológico de la especie. Creo que eso fue algo que me motivó mucho y me hizo sentir mucha afinidad con ellos. Poder darles una voz de protección«, aseveró.
Ir más allá
La idea nació bajo un estudio de tesis de grado para que María Fernanda Puerto Carrillo consiguiese su título. Sin embargo, la biólogo sabía que tenía que ir más allá y que no podía dejar al jaguar en ese eslabón.
«Había que calar más. Había que calar más hacia las comunidades, más hacia la resolución de problemas, trabajar para crear soluciones y acciones«, dijo. De esta manera, se dio cuenta que no podía hacerlo sola y decide crear «Proyecto Sebrada«.
Así esta idea comienza a tomar forma y a crecer. Con la llegada de la pandemia, la dinámica cambia, pero su fundadora lo ve como una oportunidad para crecer, puesto que todos estaban limitados a las redes: «Quise tomar eso como un impulso para hacer actividades virtuales – como la Semana del Jaguar, […] hicimos mejores alianzas con otras organizaciones, talleres, charlas, concursos infantiles».
Actualmente son un grupo amplio que cuenta con voluntarios, donde cada quién tiene un rol dentro del equipo y promueve de alguna manera. «Eso me motivó, saber que había que hacer mucho más. No era solamente tomar los datos de una población, sino que había que hacer mucho más. Es entender la problemática, trabajar esa problemática y aplicar estrategias que nos ayuden a disminuirla», aseguró con una sonrisa.
El reto más grande
A pesar del entusiasmo por el proyecto y el equipo con el que cuenta, una de las dificultades más grandes es el tema de fondos. «No contamos con fondo fijo y eso hace que nuestro trabajo se pueda ver afectado por algún factor determinado», dice.
Aunque recibieron los fondos necesarios para afrontar el año pasado, un incendio los llevó a perder su vehículo de transporte y los equipos de investigación que habían comprado con las donaciones: «Esa pérdida no la hemos podido reponer completa. Nos ha costado reponer mucho todo lo que perdimos en ese incendio, además de obtener fondos constantes para los proyectos».
Dejando a Venezuela en alto
Gracias a un amigo, la biólogo venezolana se enteró de la existencia del ‘Future For Nature Award‘ y la motivó a postularse. Aunque en ese momento estaba pasando por un problema familiar muy complejo, su amigo le insistió que postulara al «Proyecto Sebrada».
«Él creía que podía ser considerado como uno de los proyectos ganadores y gracias a él lo hice». Así, realizó el proceso en septiembre de 2019. Dos meses más tarde, Puerto Carrillo supo que había sido seleccionada como uno de ocho los nominados, de las 124 personas en el mundo que se postularon.
«Saber que otras personas confían en nuestro trabajo, tanto como para recomendarme a postularme a este premio fue algo que me emocionó». Al enterarse del triunfo tuvo un choque de emociones, puesto que por un lado estaba feliz del logro, pero por otro lado la llegada de la pandemia hizo que no pudiesen celebrarlo.
A pesar de ello, al conseguir la victoria, María Fernanda notó que su proyecto era más grande de lo que imaginaba: «Si ganamos es porque estamos haciendo algo distinto, nuevo e importante. Saber que nuestra voz llega a otros espacios, a otros países… Me hizo plantear nuevas metas para el proyecto, nuevos objetivos, mejorar nuestra planificación».