Es de conocer que el avance de la tecnología y, por ende, el de las redes sociales es algo que no podemos detener, pues es una evolución contante que crece a medida de que el tiempo pasa, pero lo que si podemos es controlar hasta qué punto puede afectarnos. Y es que, sin duda alguna, muchos usuarios de diferente rango de edades se han mostrado ansiosos por la cantidad de «likes» o interacciones que podrían obtener en sus cuentas. Por ello, las escritoras Sarah Raphael y Naomi Shimada han compartido algunos hábitos que deberíamos seguir para cuidar nuestra salud mental.
La cantidad de «me gusta» en una publicación se ha convertido en un elemento circunstancial en la vida de un ser humano, a tal punto de hacer lo que sea por crear interacción con la comunidad 2.o, sin percatarse que este tipo de cosas está provocando un efecto negativo en nuestras mentes. Recordemos que esta función la introdujo Vimeo en 2005 y, posteriormente, Facebook lo impulsó en 2009, algo que ha creado un fenómeno en dichas plataformas.
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Hasta los momentos ni Twitter, Facebook o Instagram se han pronunciado públicamente sobre sus responsabilidades en el bienestar emocional de sus internautas, algo que llevó a la escritora y editora Sarah Raphael, y a la modelo y activista Naomi Shimada a investigar sobre el tema.
Y de esta duda surgirá un libro titulado Mixed Feelings: Explorando el impacto emocional de nuestros hábitos digitales, el cual verá luz el próximo 19 de septiembre y que contiene una serie de ensayos personales y honestas conversaciones sobre cómo internet está haciendo sentir a las mujeres, respaldándose con la participación de expertos digitales internacionales, creativos, activistas y médicos.
Trucos para crear una armonía en tus redes
Estos son algunos de los tips que Raphael y Shimada comparten para salir de la burbuja digital y volver a tener mejores hábitos de consumo en internet, sin dejar a las redes sociales de lado:
1- El dilema de juzgar y ser juzgado: Al principio, Instagram nació como una red social para difundir fotografías de arte, comida y vacaciones, algo que se ha desvirtuado con el paso del tiempo. Y es que, ahora se ha transformado en una plataforma de marca personal en donde lo que se toma en cuenta el físico de quien publica.
El nacimiento de la «cultura de la influencia» en 2014 intensificó este acto de juicio al establecer una jerarquía entre el insta-famoso y el insta-laico. De tal forma, apuntan que cada vez que nos sentimos superiores o inferiores, es nuestro ego actuando. Para ello, es importante reflexionar sobre ti mismo y piensa en lo que está impulsando tus acciones.
2- No eres como te ves: de acuerdo a una reciente investigación realizada por cirujanos plásticos, una fotografía tomada con el brazo extendido puede hacer que tu nariz se vea hasta un 29% más grande. Mientras tanto, las herramientas de edición de fotos ofrece a los usuarios la oportunidad de estrechar la nariz, una opción que se ha vuelto tendencia en los últimos tiempos.
Es así como los selfies se han convertido en una representación de un espejo distorsionado. Por lo tanto, es importante considerar cómo te hace sentir realmente el acto de tomarse una selfie, y existen dos vertientes: si se siente como una herramienta positiva para documentar su experiencia y expresarse, entonces estaría bien y podrías continuar; y la segunda si los selfies remueve en ti una ansiedad o incitan otras nuevas, es relevante que recuerdes: no tienes que tomarlas.
3- Viajemos con consciencia: en definitiva, Instagram ha convertido la forma en que viajamos, dándonos la oportunidad de conocer más de cerca las playas libres de turistas y hoteles que están en el radar. Si bien esta afluencia de turismo puede tener un impacto positivo en la economía y las tasas de empleo, también ha conducido al hacinamiento, la degradación ambiental y las acrobacias peligrosas, con varias muertes por autofotos en las redes sociales, lo que demuestra hasta qué punto las personas son capaces de llegar por una fotografía.
«Mucha gente todavía está muy motivada por el ego; quieren retratar que están viviendo una especie de vida perfecta», comentó el fotógrafo Trey Ratcliff a National Geographic. Y es que, viajar con más atención es la clave en toda esta problemática. Por ello, debemos detenernos a reflexionar sobre la ética detrás de la foto y cómo se está retratando el lugar y las personas en la toma.
4- Intereses románticos vs perfiles de citas: es impresionante cómo el uso de aplicaciones de citas en busca de romance ha ido creciendo de forma exponencial, a tal punto de convertirse en una de las apps más utilizadas y descargadas en el ámbito mundial. Y, lo más probable, es que si has empleado alguna de ellas has buscado a tu pareja en las redes sociales antes o después de la cita.
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Pero, la cuestión está en ¿con qué frecuencia la búsqueda de pareja en línea ha conseguido buenos resultados? En muchos de los casos, conduce a esos mismos sentimientos de inferioridad o superioridad. Lo que sucede es que después de años de poner nuestra mejor versión en línea, es fácil fallar en el reflejo de nuestra realidad en las redes, con un mundo cuidadosamente curado para la vista de los demás. De tal forma, lo que vemos en los perfiles es solo una verdad a medias.
5- Existen cuentas que ayudan a tu salud mental: sin duda alguna, cuando se trata de algo negativo se vende como pan caliente, por lo que los artículos siempre se enfocan en estos efectos que Instagram tiene sobre el sueño, la ansiedad, la depresión y el bienestar físico, así como del peligro que supone los hashtags. Sin embargo, hay muchas comunidades de la red social que promueven la curación, la autoestima y el bienestar mental. Se aconseja alimentar tu feed con estas cuentas pues transformarán tu vivencia en esta red social.