Junto a Billie Holiday y Sarah Vaughan es una de las cantantes más importantes de la historia del jazz. Con la venta de más de 40 millones de discos y numerosos reconocimientos en el industria musical, Ella Fitzgerald es una de las mujeres negras con una voz inconfundible y un gran repertorio. Aquí todos los detalles de su vida en el 105 aniversario de su nacimiento.
Una época oscura en su vida
En 1917, un 25 de abril, nació Ella Fitzgerald. Hija de un conductor de tren – William Fitzgerald – y una lavandera – Temperance Fitzgerald -. Cuando el amor de sus padres terminó y un emigrante portugués – Joseph Da Silva – entró en sus vidas, decidieron mudarse a Yonkers.
Una pobreza devastadora guio sus inicios en un escenario donde la droga y la prostitución estuvieron siempre presentes. Con el nacimiento de su hermana en 1923, la niña tuvo que empezar a trabajar para llevar dinero a su familia.
A los seis años inicia su educación formal. A pesar de los cambios frecuentes de colegio y de las necesidades que pasaba en casa, era una alumna brillante.
Para 1932, la madre de Elle muere en un accidente de tráfico y la artista tocó fondo. Los supuestos maltratos por parte de su padrastro la llevaron a mudarse con su tía Harlem.
En este ambiente, empiezó a tener problemas de absentismo escolar y a deambular por las calles de este distrito de Nueva York como vigilante de un burdel o para corredores de apuestas de la mafia.
Por ello, fue detenida por la policía e internada en el asilo de huérfanos negros de Riverdale en el Bronx y después al reformatorio ‘New York Training School for Girls’, de Hudson.
En este último, recibió numerosos abusos por parte de los guardias, de acuerdo con Nina Bernstein, periodista de ‘The New York Times’, quien recogió años más tarde estas agresiones en un artículo llamado “Las Niñas Negras”.
Un golpe de suerte
A los 17 años su vida cambió con una audición para el ‘Amateur Night’ en el Apollo Theatre con la canción ‘Judy’, al estilo de Connee Boswell. Así se dio cuenta de que quería cantar ante la gente el resto de su vida. “Una vez allí, sentí la aceptación y el amor de mi audiencia”, explicó en una entrevista.
Aunque el jurado se mostraba escéptico por su vestuario – ropa sucia y roída -, su talento los cautivó desde la primera nota. Por ello, ganó el concurso y la oportunidad de actuar durante una semana con la banda Tiny Bradshaw en la Ópera de Harlem.
Poco después se unió a la Orquesta Webb y para 1938 contó su primer éxito: ‘A-Tisket, A-Tasket’, una interpretación original de la clásica canción infantil del siglo XIX.
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Su conexión con la música
En sus primeros años nació su pasión por la música al escuchar el trabajo de Louis Armstrong, Bing Crosby y Connee Boswell. Esta última ha sido una inspiración para Ella Fitzgerald: “Mi madre trajo a casa uno de sus discos y me enamoré de él… Intenté con todas mis fuerzas sonar como ella”, confesó en una entrevista.
Esta afinidad la llevó a participar en el coro de ‘Bethany African Methodist Episcopal Church’, a la que su familia solía acudir. Luego, los caminos en la industria musical se le abrieron solos.
Una carrea llena de éxitos
La primera parte de su carrera, Ella Fitzgerald contó con muchos sencillos de pop y swing, pero también se ramificó en el jazz. De esta manera, demostró sus habilidades variadas para el canto gracias a su tono y claridad vocal.
A su vez, se considera que fue una excelente cantante de improvisación y, en muchas ocasiones, se le atribuye el haber perfeccionado el arte de escatimar o cantar sílabas sin sentido a un nuevo nivel.
Diversos críticos afirmaban que su canto carecía de profundidad emocional, pero esto no detuvo que sus seguidores crecieran con el tiempo. ‘Great American Songbook’ es uno de sus proyectos más conocidos. En esta serie de grabaciones se centra en compositores y letristas famosos como Cole Porter, Irving Berlin, George Gershwin y Duke Ellington. Aquí queda en evidencia su posibilidad camaleónica al ir del pop al jazz.
Su vida es bandera para la comunidad afroamericana que a menudo lidiaba con la discriminación y el racismo, incluso en su apogeo como cantante.
Para 1996, Ella Fitzgerald sucumbió a las complicaciones por diabetes y fue enterrada en el cementerio de Inglewood Park. A pesar de su partida, su música sigue viva y la mayoría de sus álbumes están disponibles.
¿Sabías qué?: Fue ganadora de 14 premios Grammy y fue galardonada con la Medalla Nacional de las Artes y la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.