Cada ocho de septiembre más de 70 mil fieles participaban en la misa que se celebraba en honor a la Virgen del Valle en la catedral de Margarita. Aunque a raíz de la pandemia, el evento se ha virtualizado para venerar a la patrona. Ante esta festividad – y celebrando el cumplimiento de los 110 años de la coronación canónica -, se recuerda una curiosa historia sobre el robo de su corona. Aquí todos los detalles.
¿La aparición de la Virgen?
Por 1541, la Señora de la Tempestad – primer nombre con el que se conoció a la Virgen del Valle por haber resistido el huracán de Cubagua – fue trasladada a la Isla de Margarita a una pequeña iglesia de paja.
Por preservación, el sacerdote Villacorta escondió la imagen en la Cueva de El Piache y encomendó a los Güaiqueríes su resguardo.
Esta es una versión de los hechos. Existe otra leyenda que relata que, luego del huracán, la Virgen se les apareció a los güaiqueríes en el Valle del Espíritu Santo, donde hoy se ubica la basílica.
Como los misioneros católicos no querían entrar en disputa con los indígenas, les hicieron saber que la Virgen era suya y se le empezó a llamar la Virgen de los Güaiqueríes.
Por ello, el comienzo de la devoción hacia la patrona de Margarita se alega a los Güaiqueríes en el oriente venezolano, por lo que es una de las vírgenes con ascendencia indígena.
Delincuencia en un templo sagrado
En noviembre de 2009, seis delincuentes con armas de fuego y vestidos como funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) ingresaron al Museo Diocesano de la Virgen del Valle con la excusa de revisar las alarmas para reforzar la seguridad.
En su escape, el grupo fue arrinconado por las autoridades en alta mar cerca de Chacopata, del estado Sucre. Al verse rodeados, lanzaron al mar la corona de la Virgen del Valle y otras piezas que habían robado.
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La salvación entre redes
Después de diez años de su desaparición, un equipo de pescadores de Chacopata tuvo un hallazgo brillante entre sus redes de pesca: la pequeña corona de oro de la Virgen del Valle.
Se cree que quedó trabada en el motor de una lancha usada en la faena de pesca entre el estado insular y Sucre.
Esta pieza de 150 gramos de oro forma parte de las reliquias que han ofrendado los devotos a la patrona de Margarita en el Museo Diocesano que lleva su nombre.