Es común que las personas que forman parte de la realeza utilicen más de un vestido para el día del “si acepto”. En la ceremonia de boda o en la recepción pueden usar dos piezas diferentes que se adecúan mejor a la situación y les permite lucir espectaculares. Aquí todos los detalles.
Kate Middleton
Como es costumbre en la realeza, Kate Middleton cambió de vestido dos veces de la mano de Alexander McQueen. El diseño lo realizó Sarah Burton para la ceremonia de boda en la Abadía de Westminster con el príncipe Guillermo.
La diseñadora hizo el vestido con apliques de encaje hechos a mano por la Escuela Real de Costura y un tren de casi 9 pies de largo. También contaba con un bordado floral en las mangas que rendía homenaje al Reino Unido.
¿Con qué flores contaba? Rosas, cardos, narcisos y tréboles formaban parte de la pieza. Este conjunto representaba los cuatro emblemas nacionales de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
En 2011 más de dos mil millones de personas sintonizaron la señal para ver a la duquesa de Cambridge casarse con el ahora famoso vestido de Alexander McQueen.
Por su parte, para la recepción en el Palacio de Buckingham, Middleton se cambió a otro vestido de raso marfil. Este lo complementó con un cinturón de diamantes y un blazer corto de color blanco.
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La princesa Charlene
La actual princesa consorte de Mónaco llevó un vestido sencillo de Giorgio Armani Privé con bordados sutiles el día de su boda en 2011.
Una pieza de satén de seda con adornos de nácar y cristal de Swarovski. Para la recepción con el príncipe Alberto II, utilizó otro vestido de Armani hecho de gasa de seda.
«El vestido de novia es bastante pesado, así que quería cambiarlo por algo ligero, suave y fácil de llevar para la noche», comentó la princesa a Vogue en una entrevista ese mismo año.
La princesa Magdalena de Suecia
En 2013 se casó con Christopher O’Neill con un vestido de Valentino. Este fue hecho en organdí de seda y encaje chantilly marfil con una cola de 13 pies.
Luego, para la recepción, la princesa Magdalena se colocó uno de los vestidos de baile de su madre, ya que era su «algo prestado».
Su madre, la reina Silvia de Suecia, llevó ese vestido a la ceremonia del Premio Nobel en 2001. El único cambio que le realizó fue añadir una cinta blanca a la cintura para su look de boda.
Megan Markle
Clare Waight Keller fue la encargada de diseñar un vestido Givenchy cuando se casó con el príncipe Harry en 2018.
Pocos lo saben, pero la duquesa de Sussex trabajó estrechamente con Waight Keller en el diseño del vestido de organza de seda con un escote fuera del hombro de mangas tres cuartos.
Luego, para la recepción en Frogmore House, se cambió a un vestido halter de Stella McCartney. Este fue combinado con zapatos Aquazzura con las suelas pintadas de azul bebé.
La princesa Sofía de Suecia
En 2015 se casó en un vestido de la diseñadora sueca Ida Sjöstedt con el príncipe Carlos Felipe. Este fue elaborado con organza de seda y crepé con encaje hecho a mano en tres tonos de blanco.
Asimismo, de la mano de Sjöstedt, se puso un vestido de un hombro con un encaje más delicado para la recepción.
La princesa Eugenia
La segunda hija del príncipe Andrés, duque de York, ayudó a diseñadores Peter Pilotto y Christopher De Vos a desarrollar su vestido de novia «capa por capa».
Los modistas tomaron los símbolos seleccionados por la novia – el cardo para Escocia, los tréboles para Irlanda, la rosa de York y la hiedra que la representaba a ella y a su casa de Brooksbank en Ivy Cottage – y los tejieron en una tela personalizada hecha de seda, algodón y viscosa.
A su vez, Eugenia solicitó la espalda abierta para mostrar la cicatriz de su cirugía para corregir la escoliosis.
Luego, usó vestido de seda ruborizado con mangas largas y falda plisada diseñado por Zac Posen en la recepción. El modelo también tenía la espalda baja para mostrar su cicatriz.