¿Por qué es TAN importante ir al teatro? Jorgita Rodríguez nos lo responde

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Sentarse frente a un escenario, es una experiencia mística. Saber que lo que estás a punto de ver transformará momentáneamente tu realidad, es el regalo más hermoso que te dan las tablas. Jorgita Rodríguez, una de las productoras de teatro más importantes de nuestro país, nos explica por qué es TAN importante ir al teatro.

Una conexión entre el alma y el cuerpo

El teatro es un lugar donde se caen todas las máscaras y salen a florecer nuestros verdaderos pensamientos.

Cuando se abre el telón y aparece el primer actor, dejamos de ser nosotros. Se nos olvidan nuestros problemas, nuestra identidad y pasamos a formar parte de una historia que está en desarrollo justo frente a nuestros ojos. Ese poder, es la magia que esconde el teatro.

Para Jorgita Rodríguez, lo que se presenta en las tablas, es una oportunidad única de conectar con espacios desconocidos que tenemos en nuestro ser: “El teatro es una conexión con el espíritu. Es llevar a tu vida algo que está recreado en un espacio que te hace pensar y reflexionar sobre cosas que tu mismo estás viviendo y a veces no lo quieres enfrentar. El teatro te da eso, te encara con todo tipo de situaciones”.

Estar frente a un escenario te aleja de tu cuerpo, pero te acerca a tu alma.

El teatro es reflejo y espejo

Jorgita Rodríguez junto a Daniel Jiménez,

Recientemente en Venezuela, se están haciendo múltiples homenajes a personajes de nuestra historia como Renny Ottolina (con Daniel Jiménez), Sofía Ímber (con Julie Restifo) e incluso, Marianella Salazar en su monólogo. Nada es casualidad. Estos homenajes forman parte de un proceso necesario para la sociedad que es mirar hacia atrás para reconocernos en el pasado:

“Siento que estamos volviendo atrás como para re-descubrirnos, volviendo atrás para darnos cuenta de quiénes somos. Siento que estamos perdidos, sin líderes, sin gente que te indique el camino. Estamos solos, entonces tenemos que volver con los que hicieron un camino importante, para volver a encausarlos por ahí”, explica desde su perspectiva de actor, Daniel Jiménez quien encarna a Renny Ottolina en la obra “Renny Presente”.

Una famosa frase atribuida a Napoleón Bonaparte, dice: “Un pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla”. En medio de las crisis, es de vital importancia mirar hacia atrás y entender quiénes fuimos, dónde estábamos y hacia dónde podemos ir. Para verlo más claro que en las páginas de un libro de historia, tenemos el teatro.

Con el teatro podemos ver cómo nos dibujan una realidad de la que formamos parte.

“El teatro histórico es un requerimiento del país volver a nuestras raíces, revisar nuestra herencia como nación que está un poco perdida. Todos los que hacemos teatro, recurrimos a diferentes herramientas para hacer que el espectador se conecte y tenga ese descanso para el alma y se conecte con lo que es la realidad vista desde el punto de vista artístico”, explica Jorgita, quien ha explorado a lo largo de su carrera cientos de tópicos diferentes.

Transformar la sala de un teatro en una cámara del tiempo que nos recuerde lo que tuvimos, es la clave del teatro histórico: “Es una apuesta importantísima a que cada persona que se siente ahí, vea el país que tuvo. Es un llamado al venezolanismo, al querer al país, a respetar lo elemental, a la civilidad. Hacer ese tipo de teatro es vital para recuperar nuestro país, porque siempre ha sido nuestro”.

“Entre broma y broma la verdad se asoma”

Una obra no le llegará a todos de la misma manera, ese es el secreto del buen teatro: cientos de mensajes codificados de formas diferentes para llegarle a la mayor cantidad de público.

Cita una frase popular. Parte de la idiosincrasia del venezolano, es reírse de todo lo que le sucede. La comedia en el teatro, es un género muy fructífero si se lleva con responsabilidad. “En los últimos tiempos la catarsis del venezolano ha sido humorística, porque el ser del venezolano es reírnos de todo. Pero en esa risa hay una carga profunda de dramatismo”, comenta Rodríguez.

Lo más importante del teatro, es que te invita a reflexionar desde lo más íntimo, pero de forma azarosa y casual.  No vas al teatro buscando una sacudida de moral, vas en búsqueda de entretenimiento, pero justo ahí se esconde la magia de las tablas: el poder de hacerte reflexionar desde un estado de consciencia relajado y vulnerable.

El teatro histórico, así no sea precisamente de nuestra historia, te hace reflexionar sobre lo que vives. Así sucedió con la obra Los Miserables, que se presentó en el Teatro Teresa Carreño en el 2019.

Hacer teatro en Venezuela es un desafío, pero es una actividad que no se detiene. Seguimos insistiendo a pesar de la crisis, de la adversidad, del país. El venezolano necesita un espacio de esparcimiento y de conexión entre el alma y el cuerpo. Eso solo lo da el teatro”, comenta la productora con casi 30 años de trayectoria.

El teatro además de recordarnos quiénes somos, nos recuerda que no podemos separarnos de nuestra vulnerabilidad, sin importar cuán complejo sea afrontarla. La mejor manera de llegar al público, es entendiendo sus necesidades y en Venezuela, la comedia es fundamental: “Me gusta que la comedia tenga algo que decir. Con la comedia se pueden dar mil mensajes que no todo el mundo escucha, porque para apreciar la comedia hay que ser muy inteligente”, asegura convencida.

La magia curadora del female gaze

Mientras más diversidad haya en el teatro, mejores serán los resultados.

En términos cinematográficos, female gaze traduce literalmente mirada femenina y es justamente eso a lo que deberíamos apostar en esta nueva era. “Disfruto muchísimo el teatro femenino, me gusta escribir sobre la mujer. Siento que la mujer tiene que rescatar su profundidad, reconocerse más, empoderarse -aunque no me gusta esa palabra- y descubrirse en otras mujeres. El teatro femenino me maravilla”, comenta Jorgita.

La importancia del teatro femenino no es solo darles visibilidad a historias de mujeres para mujeres, sino también para fomentar un amor maternal hacia nuestro país: “Venezuela es una mujer y yo apuesto a eso. Siempre he dicho, que Venezuela no estaría pasando por lo que pasa si hubiese tenido una mujer presidente. Una buena mujer es una buena madre, es una buena compañera de proyectos, Venezuela necesita una madre porque está totalmente desasistida. Necesita quien la cuide, vele por ella con cariño sincero y amor maternal”, asegura Jorgita.

El teatro tiene el poder de guiarnos, curarnos y sanarnos y es por eso, que debe formar parte de nuestra cotidianidad. ¡Rómpete una pierna!   

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