Corría el año 1725 cuando doña Melchora Josefa de Ponte y Aguirre, solicitó al rey de España, convertir su casa en un convento dedicado a las «Carmelitas Descalzas de Santa Teresa. Una vez concedida la petición se tuvo que esperar siete años para que llegaran las primeras religiosas. Sin embargo, una vez llegaron se reseña que fueron victimas de espantos y es que en ese lugar se quemó una capilla de la que no quedó ni polvo.
Tal fue el escándalo de esas apariciones que se le solicitó al rey detener la fundación de ese convento, sin embargo, una de las religiosas decidió quedarse y proseguir la obra.
En 1736, las Carmelitas se instalan para dedicarse a la oración y penitencia en la esquina que hoy, como ayer, lleva su nombre, pero la consagración de la capilla del claustro fue en 1739, ya que todavía se decía que había apariciones.
Las monjas y novicias trabajan elaborando confituras y dulces para las familias adineradas de Caracas. Una vez que Guzmán Blanco llegó al poder, eliminó las congregaciones religiosas.
Edificio ministerial
En 1933 la estructura de la casona es modificada casi por completo incluyendo la construcción de una nueva fachada de estilo gótico, puertas, ventanas y una tercera planta pero conservando elementos originales como algunas paredes y la escalera de piedra y pasó a ser el Correo de Caracas. También hospedó a ilustres visitantes como Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland en 1799 y Simón Bolívar en 1827
También fue Ministerio de Guerra y hasta residencia presidencial cuando desempeño las funciones de presidente de Venezuela Don Manuel Felipe de Tovar. Una vez clausurado el convento pasó a ser la Tesorería Nacional y más tarde el Ministerio de Hacienda. Hoy sigue siendo un edificio gubernamental que alberga las oficinas de la vicepresidencia de la República y el ministerio de Exteriores.