Cuando de títulos nobiliarios se trata, hay cientos de reglas que acatar. Una de las dudas más grandes alrededor del título del príncipe Felipe, es por qué jamás fue proclamado rey. ¿Quieres saber por qué era príncipe y no rey? Aquí te contamos todo.
Felipe tenía un pasado noble
Aunque se puede pensar que la reina Isabel II es la única perteneciente a la monarquía, la verdad es que el príncipe Felipe tenía sangre real tanto griega como danesa. Sus ancestros pertenecían a la realeza, así que por derecho, él era técnicamente un príncipe antes de conocer a Isabel II. Como regla, para poder ejercer algún cargo político o de estado, los involucrados deben renunciar a sus títulos anteriores y ser nacionalizados británicos.
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Para poder casarse con Isabel II, Felipe debió renunciar a sus títulos nobiliarios y adoptar un nombre anglosajón que se adaptara a sus nuevas responsabilidades. Quedó como Felipe Mountbatten. Después de su matrimonio, su esposa lo nombró oficialmente príncipe para la corona británica, pero ¿Por qué si su esposa es la reina, él no era llamado el rey?
Para poder optar por la corona británica, es necesario que la línea sea consanguínea. El papá de Isabel II, George VI, era rey, por lo que estaba en su sangre seguir como reina (al igual que en la de todos sus hijos, y los hijos de sus hijos). Felipe NO formaba parte de la línea consanguínea, por lo que solo podía optar al título de príncipe consorte, no de rey.
¿Qué significa ser príncipe consorte? “Consorte”, significa participante y es un título que en términos monárquicos, se le designa a la pareja formal del monarca. Dato curioso: cuando es la esposa de un rey, se vuelve inmediatamente reina. Cuando es el esposo de una reina, solo puede optar por un título nobiliario otorgado por ella.
En el caso de Felipe, fue nombrado duque de Edimburgo y conde de Merioneth y barón de Greenwich por el rey Jorge VI. 10 años después de su boda con Isabel II, esta lo nombró príncipe del Reino Unido. Un título que lo acompañó hasta el día de su muerte.