La pregunta se la plantearon María Grazia Chiuri y la artista Judy Chicago y fue lo que le dio inicio a una visión feminista y empoderada sobre la posición de la mujer en el mundo. Con “diosas de carne y hueso”, presentaron a cada una de las modelos vistiendo prendas que buscan resaltar el poder de la silueta femenina.
La pasarela estaba decorada con grandes panfletos estilo vintage, con preguntas con respecto a la igualdad. “¿Qué pasaría si hubiera igualdad? ¿Qué pasaría si no hubiera violencia?”, con algunos de los planteamientos que se leían en los laterales. ¿Cuál era el propósito de la decoración? Crear un ambiente de consciencia en el que al menos, mientras duraba el desfile, se viviera una atmósfera igualitaria en la que no importase la raza, la religión ni el género.
La sensualidad y movilidad de los flecos de seda, transformaron a las modelos en preciosas diosas griegas. Todas con sandalias bajas y cabellos trenzados, le hicieron un homenaje al pasado y a su propia divinidad.
Todos los atuendos fueron inspirados en grandes deidades griegas. ¿Por qué lo decidieron así? «La relación entre creatividad y feminidad realmente me conmovió, porque lo vivo de una manera personal. Y cuando Judy habló sobre esta idea de las diosas, mi mente inmediatamente volvió a mis recuerdos de las estatuas en Roma, de Botticelli; mi punto de vista es más italiano», comentó Chiuri.
Las siluetas se amoldaban al cuerpo femenino, sin incomodidades de otras épocas (como los corsets), la fluidez se transformó en la principal característica de la colección. Todas parecían flotar en la pasarela.
El brillo se hizo presente en cada una de las prendas. Dior presentó una variedad extraordinaria de estilos y siluetas, que comprueban que la moda tiene el poder de adaptarse a todos los cuerpos y los estilos de vida. La capa bordada con flores es un espectáculo y el traje metalizado, es la fantasía de cualquier mujer.
Además de colores metalizados, increíbles bordados sobre transparencias engalanaron la pasarela. Sin escotes pronunciados, sino más bien en búsqueda de un look elegante y desenfadado, Dior creó una visión ideal para una diosa.
Con especial atención a la curva de la cintura, la mayoría de las piezas buscaba acentuar la figura de «reloj de arena», clásica de los cuerpos del renacimiento.
Uno de los momentos más impactantes de la noche, fue el vestido que decidieron presentar al final. Lleno de brillos y con una luna en el centro, hace alusión a Artemisa, una de las diosas más poderosas de la mitología considerada la defensora de las mujeres.