Este 25 de mayo llegó a las salas de cine del país una de las películas más esperadas del año, el live action de «La Sirenita», adaptación de la película animada de Disney con el mismo nombre que vio luz en 1989 convirtiéndose en una de las películas más queridas del estudio del ratoncito.
Desde el primer momento en que se anunció el remake muchas fueron las expectativas y comentarios en torno a esta cinta, pero el debate y las reacciones llegaron a su máxima expresión cuando anunciaron que sería la actriz Halle Bailey quien le daría vida a la pelirroja Ariel. Sin duda, su portentosa voz fue una de las razones para tal decisión, Bailey le calza los zapatos a Jody Benson (la voz de Ariel animada), a la actriz le sobra ángel, pero le falta fuerza y carisma (c0mo a muchos otros personajes de la película), y no, no considero que ella sea Ariel, como muchos se empeñan en afirmar.
Sin embargo, más allá de Halle y su Ariel hay mucho que decir de esta Sirenita y a continuación te contamos.
Lo bueno
En general podemos decir que «La Sirenita» es una película decente. Un live action que a pesar de los cambios que tiene (porque sí, no solo el color de piel de Ariel es diferente), se deja ver, y no es para nada parecida a otros live action desafortunados como Pinocho o Dumbo.
Johan Hauer-King es lo mejor que tiene la película. Su príncipe Eric está lleno de carisma e intensidad. Aquí conocemos un poco más al príncipe y su personalidad. Es un aventurero que ama su independencia y que quiere vivir bajo sus propias reglas. Sabe lo que quiere, va por ello y enamora la cámara en todo momento.
A pesar de la sorpresa inicial Sebastián, Flounder y Scuttle son unos personajes maravillosos. Gracias a los actores uno olvida el horror de su apariencia. Awkwafina es la que mejor sale parada. Su Scuttle se roba las escenas cada vez que está en pantalla y es risa garantizada, mientras que Sebastián y Flounder mantienen su esencia.
Vanessa es uno de los aciertos del casting, en los pocos minutos que Jessica Alexander aparece en pantalla se roba la cámara personificando a la bruja malvada en su forma humana.
También es bueno, y en lo particular me gustó, que ahondan un poco más en la historia de amor de Eric y Ariel. Sin duda hay atracción física apenas se ven, pero la película se esmera en presentar un desarrollo en los sentimientos de ambos jóvenes.
Lo malo
Esperaba muchísimo más de Melissa McCarthy como Úrsula. Ella es otro actor al que le falta fuerza en pantalla. Pasa que uno espera la misma chispa de la Úrsula animada y queda a medias. La escena de la canción «Pobres almas en desgracia» nunca será tan buena como la original.
La historia también presenta unos cambios sutiles que al final no aportan nada y lo que hacen es confundir. Cuando Úrsula cierra el trato con Ariel le pone un hechizo de más ¿? para que ella no se acuerde que debe besar al príncipe. Hay ciertos sin sentidos que uno no se explica el por qué de su razón de ser y tampoco lo justifican.
Bardem sigue sin convencerme como el rey Tritón, y me perturba un poco la pechera que carga en toda la película, entiendo que quizás nadie o solo Penélope Cruz quiera ver su torso, pero no había necesidad de esa pieza.
Otro de los cambios que tiene esta versión es que cuando Úrsula se hace con el tridente es Ariel quien salva a Eric y no al revés. Siento que hay mucho hincapié en Disney en decir que son inclusivos, que creen en la igualdad de género y que las mujeres están al poder, pero esto es algo que ya sabemos que lo son desde tiempos inmemorables cuando hicieron Aladdin, La Princesa y el Sapo, Mulán, o más recientemente con Buzz Lightyear.
Lo feo
Es una película opaca. La fotografía es oscura y faltan los colores vivos. Los efectos especiales quedaron a la mitad. El número musical «Bajo del Mar» no es tan bueno como el original, faltan peces, colores y alegría.
En esta versión el cuento no ocurre en una costa de Dinamarca, sino en pleno Mar Caribe, en una isla que bien podría ser Puerto Rico o República Dominicana y Haití. La escenografía es deslucida y en vez de recordar al Caribe, parecen unas ruinas en Yemen, todo marrón, todo árido, todo seco. Tampoco me gustó que debido a este cambio geográfico le crearon una historia al príncipe Eric que solo sirve para justificar aún más la inclusión racial que hay en la cinta, cosa que en mi opinión no era necesario.
Y para finalizar, una cosa que no le perdono a Disney, es que no hayan incluido la mejor escena de la película animada, y es la persecución del chef y Sebastián en la cocina del Palacio cuando lo intenta cocinar mientras canta «Les Poissons».
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¿Vale la pena verla? quien tenga la curiosidad puede verla y forjar su opinión, yo en lo particular no cambio la versión animada por esta.