Nicole Kidman regresa a la pantalla grande con Babygirl. La australiana da vida a Romy, una ejecutiva que lo tiene todo, trabajo, amor, reconocimiento y admiración, pero le hace falta una sola cosa, estar satisfecha sexualmente, y este es el tema de este thriller erótico protagonizado magistralmente por Kidman y la revelación del momento, Harris Dickinson.
Romy es una ejecutiva que está en la plenitud de su vida, tiene un esposo amoroso (Antonio Banderas), dos hijas queridísimas y compañeros de trabajo que la admiran y respetan, sin embargo, tiene un gran problema, sexualmente no está satisfecha a pesar de que su esposo es tan fogoso como ella.
Un día, Romy, conoce a los internos que harán el programa de pasantías en su empresa, y su mundo implosiona al conocer a Samuel (Harris Dickinson), uno de los pasantes, y de quien se fija antes de entrar al edificio porque logró calmar a un perro bravo en la calle.
Desde ese momento empieza el juego de seducción entre Romy y Samuel, así como un affair que cambiará la vida de todos. Nicole da una actuación soberbia. Increíble que a pesar de muy merecidamente haber ganado la Copa Volpi en Venecia como Mejor Actriz no haya recibido a una nominación al oscar por este papel. su Romy es autoritaria, pero también vulnerable y muestra sus verdaderos colores estando con Samuel.
Además, el juego de poder que hay entre los dos es algo fascinante de ver. Vemos dominación, sumisión, placer, miedo y cómo todo esto hace que Romy encuentre la libertad sexual que siempre buscó, pero que su esposo no sabe darle. Todo esto bajo la mirada femenina de Halina Reijn, la directora de esta obra de arte, que nos hace vivir todo tan intensamente, también, del otro lado de la pantalla.
El juego de poder entre Samuel y Romy es hipnótico y atrapante. Harris Dickinson brilla en este film como el indomable, turbio y descarado Samuel, mientras Antonio Banderas está genial como el esposo comprensivo, pero que tiene un límite, de Romy.
La película no busca ser 9 semanas y media, un clásico del cine erótico o Secretaria, película de culto de 2002 con Maggie Gyllenhaal que toca el tema de la sumisión. Babygirl plantea descarnadamente la insatisfacción sexual y lo que una mujer acepta para lograrlo, un viaje de autodescubrimiento que no deja indiferente a nadie.
Mención aparte, la banda sonora está increíble, y también es otra de las razones por las que hay que verla.
Babygirl ya se encuentra en las salas de cine.