[dropcaps type=’normal’ font_size=’65’ color=’#ed145b’ background_color=» border_color=»]L[/dropcaps]os músculos son los motores de nuestro cuerpo, el lugar donde ocurre la combustión de nuestro cuerpo, recubren y protegen nuestros órganos y esqueleto, y principalmente donde se originan los movimientos. El entrenamiento de resistencia muscular se encuentra relacionado con un sinfín de beneficios que van más allá de nuestros músculos, por ello la importancia de incluirlo en nuestro programa de entrenamientos, para mantenernos en estado de salud y bienestar.
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A lo largo de nuestra vida debemos mantener e incrementar (en caso de ser necesario) nuestra masa muscular, la cual por un proceso natural se pierde en la adultez, incrementándose este proceso en los adultos mayores. También con la edad existe una pérdida de la densidad ósea, presentando mayores problemas en las mujeres, las cuales comienzan por un proceso de osteopenia, la cual con el tiempo se desencadena en osteoporosis. El entrenamiento de resistencia crea en cierta medida una protección en la zona exterior de los huesos, provocando una mayor resistencia al proceso de pérdida ósea, y alargando la curva de osteoporosis en el tiempo.
Según el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM) en diversas investigaciones observamos:
En cuanto al metabolismo basal, se puede incrementar el gasto energético del mismo entre un 5% a 9% durante 3 días después de un entrenamiento de resistencia de nivel mediano a elevado. Esto se explica porque este entrenamiento produce micro traumas que requieren en cierta medida suplir de energía a los músculos para su reparación. Esto indica que al realizar estos entrenamientos con regularidad hace que nuestro metabolismo en estado de reposo sea más efectivo, en consumo de energía.
Referente a la grasa corporal, se ha observado como es un entrenamiento eficiente en su uso, inclusive en la llamada grasa intramuscular, y sobre todo a la reducción de la grasa abdominal, la cual es uno de los riesgos principales de ataques cardíacos. Además, ayuda al control del índice glicémico y sensibilidad a la insulina, previniendo inclusive la diabetes tipo 2, muy presente a partir de los adultos de mediana edad y adultos mayores.
En cuanto a la presión sanguínea, reducciones significativas de la presión sanguínea en reposo se presentan después de dos meses de ejercicios de resistencia, sea en su versión circuito o en manera standard; presentándose inclusive mejorías en la respuesta de la presión sanguínea.
Referente a las grasas presentes en la sangre, se observa una reducción de niveles de triglicéridos y colesterol en poblaciones adultas mayores, y estas cifras mejoran cuando se combina con ejercicios aeróbicos.
Finalmente, en cuanto a la función física, se observa un proceso de reversa en procesos degenerativos por la inactividad como es la pérdida de masa muscular, control del movimiento, habilidades funcionales, performances físicos de los movimientos, capacidad de respuesta ante caídas, movilidad multi planos y velocidad de caminata.
Finalmente, en cuanto a la salud mental se observa un incremento de competencia cognitivas en adultos mayores, especialmente si se combinan con ejercicios aeróbicos. Igualmente, comportamientos como auto concepto, depresión, fatiga, estado de ánimo, capacidad de relacionarse con los semejantes, tranquilidad y tensión se ven favorecidos con la práctica de ejercicios de resistencia, e incrementada tal mejoría cuando se combinan con ejercicios aeróbicos.
Expuestas estas razones no nos queda más que involucrar entrenamientos de resistencia en nuestra vida, para lograr una mejoría en nuestro bienestar y calidad de vida.
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