Para que una mujer incursionara en el mundo del arte, se necesitaba además de mucho dinero, mucho valor. El negocio artístico tenía un predominio masculino y las mujeres sufrían una serie de condiciones que complicaban el trabajo. Tenían prohibido ver los desnudos y solo podían estudiar si algún pintor las adoptaba como aprendices. Aún con todas las limitaciones, una serie de mujeres maravillosas lograron romper todas las barreras creando obras sublimes que sobrevivieron al pase del tiempo. Aquí te mostramos 8 de las más destacadas:
Frida Kahlo (1907-1954)
El arte salvó su vida. Frida Kahlo nació en Méxito en 1907. Su vida cambió radicalmente cuando sufrió un terrible accidente en un tranvía que la dejó prácticamente inmovilizada. Sufrió numerosas fracturas y su recuperación fue lenta y dolorosa. Mientras luchaba por mantenerse con vida, encontró un método que la ayudaba a relajarse y a ignorar los terribles dolores: la pintura. «Yo me pinto a mi misma porque soy lo que mejor conozco», dijo en una oportunidad. Su estilo extremadamente tropical y surrealista, la hicieron destacar en su época. La gran mayoría de sus pinturas son autobiográficas y esto hace que su público se conecte íntimamente con su emotividad. Hoy es reconocida como un ícono feminista y se mantiene como una de las artistas más importantes e influyentes de todos los tiempos.
Sofonisba Anguissola (1532 – 1625)
Nacida en el seno de una familia con pocos recursos pero que entendía el poder de la educación, Sofonisba Anguissola recibió clases de pintura desde muy pequeña. Su talento sobrepasaba los límites comunes y fue cuando su padre entendió que su hija había nacido con el don. Sus dibujos llegaron a impresionar al mismísimo Michelangelo, con quien solía intercambiar trucos de pintura por correspondencia y en quien ella se inspiró para aprender. Si bien tuvo muchas limitaciones al momento de ejercer como pintora -porque al ser mujer, no se le permitía el estudio de anatomía-, logró posicionarse como una de las artistas más importantes de la época. Fue seleccionada por el rey Felipe II de España como su retratista oficial. Su estilo pintórico muy característico marcó un antes y un después en el mundo de las artes realizadas por mujeres.
Artemisia Gentileschi (1593-1654)
Se crio en el taller de su padre, el pintor Orazio Gentileschi. Con una marcada influencia del arte italiano de la época, escogió como musa a Caravaggio de quien adoptó su estilo trágico, violento y naturalista. Se le considera una de las primeras pintoras feministas pues sus cuadros -al menos la mayoría-, se los dedicaba a grandes personajes históricos como Judith o Cleopatra. Su influencia fue increíble pues fue la primera mujer que logró entrar a la Accademia di Arte del Disegno de Florencia.
Judith Leyster (1609 – 1660)
Su formación artística fue enteramente autodidacta. Uno de sus mayores logros como artista, fue entrar a la Guilda de San Lucas, una de las asociaciones de artistas más prestigiosas de Europa en la que únicamente permitían hombres. Su talento era tan valioso que decidieron incluirla –junto con otra artista anónima-, siendo las únicas dos excepciones a la regla.
Parte de la relevancia histórica de los trabajos de Leyster, es que pese a que su contexto social estaba sumergido bajo la corriente del barroco clásico italiano de Bernini o Caravaggio, como Holanda estaba saliendo del monopolio español, tenía libertad creativa. Mientras que el barroco clásico consistía en cuadros exageradamente adornados y primordialmente con asuntos religiosos, Judith le dio un giro a la información que recibía y decidió moldear la ley a su manera, creando un estilo único que hizo que destacara en el tiempo.
Uno de los asuntos a su favor, fue que la religión principal de Holanda era el protestantismo, así que el arte no estaba controlado por la Iglesia. Fue así cómo logró una identidad única que hizo que sus trabajos fueran reconocidos aún años después de los plagios de Frans Hals.
Madame Lebrun (1755-1842)
Su estilo pictórico enamoraba a todos los que veían su trabajo. Comenzó en el negocio de las artes desde muy pequeña gracias a las enseñanzas de su padre quien también era pintor, con solo 14 años ya tenía experiencia en la creación de obras artísticas de forma profesional. Su vida dio un giro extraordinario cuando en 1779, se le asignó pintar a la reina María Antonieta, quedó tan fascinada con su trabajo que se volvieron íntimas amigas. Fue discípula de Rubens, el famoso pintor holandés. Es una de las artistas francesas más fructíferas de la historia.
Berthe Morisot (1841-1895)
Comenzó en el mundo de las artes desde muy pequeña por instrucciones de su familia. Enseguida entendió que la creación resonaba con su ser y se adentró de lleno al mundo de las artes. Después de su matrimonio, su cuñado Édouard Manet la impulsó a continuar en el camino de las artes y comenzó a experimentar con un estilo de pintura muy revolucionario para la época: el impresionismo. El movimiento fue profundamente criticado para el momento, puesto que la costumbre social era hacer pinturas que mostraran grandeza y los impresionistas querían mostrar cotidianidad. Se unió con un grupo de pintores y revolucionó las artes con sus creaciones cotidianas. Se le considera como una de las fundadoras oficiales del movimiento, pero la historia la dejó a un lado por ser mujer.
Adélaïde Labille-Guiard (1749-1803)
Defensora de los derechos de las mujeres, Labille-Guiard trabajó para reformar las políticas de la academia hacia las mujeres. Apoyó la Revolución Francesa y permaneció en París durante esta época tumultuosa, ganando nuevos mecenas y creando retratos o varios diputados de la Asamblea Nacional. Aunque también produjo algunas pinturas de historia, Labille-Guiard dedicó gran parte de su vida a la creación de retratos femeninos. Uno de los hitos de su vida, fue su aceptación en la Real Academia de Pintura y Escultura de Francia. Todo un logro para la época.
Caterina van Hemessen (1528–1588)
Es una de las pintoras más destacadas de la historia por sus trabajos en miniatura. Es la primera pintora flamenca de la que se tiene suficiente información como para verificar su identidad pictórica, sus trabajos más destacados se encuentran en la colección privada del Rijksmuseum. Pese a las dificultades que tenían las mujeres artistas para la época (no tenían acceso a clases de anatomía ni a disecciones de cadáveres), logró destacarse por encima de todos.