Los amantes del arte y de un buen vino podrán deleitarse con una selecta gama de colores, sabor y clase en un solo espacio, una bodega que fue creada para combatir la era de las redes sociales, y reiterarle al público el verdadero significado de lo artístico en su mayor esplendor: Bodega Otazu.
Este bodegón que fue creado por Otazu de Navarra, quien tenía como objetivo proporcionar un espacio al público, en donde puedieran apreciar el buen gusto por el arte. «Vivimos en el mundo de la inmediatez y, frente a eso, Vitral pretende dejar un legado«, aseguró Guillermo Penso, director general del pago, en 1982.
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Entre los diseños y obras que se podrán apreciar en este espacio, se encuentran algunas de las piezas del venezolano Carlos Cruz-Diez, uno de los exponentes del arte cinético, y quien diseñó 30 etiquetas triangulares para Vitral, su vino más representativo. La primera cosecha al mercado salió al mercado finales del año 2018 y la última saldrá ala luz en 2047. «Cuando llegue ese momento y esté terminado, su bisnieta tendrá la misma edad que tengo yo ahora. Es una obra sobre el paso del tiempo, que madurará como hacen los vinos«, indicó Penso de Cruz-Diez quien, a sus 95 años de edad, pretende sobrevivir todo ese tiempo.
A su vez, Guillermo afirma que Vitral es la prueba de que enlazar viticultura y arte va mucho más allá de «colgar unos cuadros en el pasillo«, sino que supone la evolución lógica de un proyecto auténtico, el cual comenzó cuando su familia se hizo con el señorío de Otazu en 1989.
«Yo era solo un niño, pero en mi entorno siempre ha habido una gran pasión por el mundo de la creación. Lo primero que se hizo fue recuperar el patrimonio del terreno, en el que hay una iglesia románica del siglo XII o dos palacios renacentistas del siglo XV. Después, comenzó la recuperación de la actividad viticultora. Todo va de la mano, porque tanto el arte como el vino son parte de nuestra cultura«, recordó Otazu acerca de cómo inició este proyecto.
Es así que con el transcurso del tiempo, el bodegón se a formado con el recibimiento de escultura de gran formato, como los Guardianes de Xavier Mascaró, o la Adriana de Manolo Valdés, mismos que fueron convertidos en iconos de la bodega y en etiquetas de sus caldos. De esta forma, algunas de estas artes se han convertido en piezas icónicas de un auténtico museo vivo, en el que se organiza un Art Weekend o un bienal de escultura monumental.
La bodega Otazu está situada más al norte de España, a ocho kilómetros de Pamplona y está enmarcada entre la Sierra del Perdón y la Sierra de Sarbil, con el río Arga como delimitador natural, lugar en donde se produce el vino tino. Cada uno de sus productos están elaborados exclusivamente con uvas que provienen de las 110 hectáreas de viñedo propio que rodean a la bodega.
Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlon y Chardonnay, son algunos de los vinos distintivos de este lugar. Además, el viñedo cuenta con certificado como Denominación de Origen Protegida Pago, la máxima categoría que puede obtenerse en España, algo que garantiza la selección y la personalidad inimitable de cada uno de sus vinos. Es as como Bodega Otazu lanzó su vino Señorío de Otazu 2010, una de las bebidas de la mentada Denominación con mejor acogida por parte del público y que, además, ha obtenido muchos galardones.
Este espacio está conformado por cinco edificios singulares que empezaron a construirse en el siglo XII, siendo hoy en día uno de los lugares en donde el arte corteja al vino y viceversa. De tal forma, el bodegón se ha convertido en un sitio en donde se han acogido extraordinarias obras de arte que son símbolos claros de una cultura que evoluciona en uno de los parajes más bellos que se puedan conocer, en el que, además, el vino no es uno más, pero le gusta parecerlo.