María Tudor de Inglaterra, hija de Enrique VIII con Catalina de Aragón, fue la primera soberana de Inglaterra por derecho propio, pero su reinado estaría marcado por la sangre debido a que era tan ultra religiosa que quienes no pensaran como ella era condenados a muerte. Era conocida por su sobrenombre «Bloody Mary» (María Sangrienta)
¿Quién fue María Tudor?
Hija de Enrique VIII con Catalina de Aragón reinó desde 1553 hasta su muerte. Su reinado tenía bases católicas muy solidas debido a sus creencias. De hecho su padre no estaba convencido de que ella fuese la heredera, y trato de sacarla de la línea de sucesión antes de morir, porque temía que todos los avances hechos con la iglesia en su reinado se echaran para atrás bajo el de ella.
Fue muy querida por su padre, aunque nunca ocultó su decepción porque no fuera varón. Desde la adolescencia vivía con depresión, tenía un carácter terrible. Al crecer, la relación con su padre empeoró porque éste la desplazó a ella y a su madre por Ana Bolena.
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María vuelve a la monarquía
Luego de que Ana Bolena cayera en desgracia, María regresó a la corte gracias a Jane Seymour, la nueva esposa de su padre. Jane y Enrique tuvieron un hijo, pero el niño nació muy enfermizo y murió a los 16 años. María llegaría al trono 37 años después.
Felipe de España su gran amor
Apenas lo vio en un retrato se enamoró perdidamente de él. Felipe era muy atractivo y 11 años menor que ella. Al conocer a su futura esposa no estaba muy entusiasmado debido a que Catalina, aunque tenia 37 años aparentaba 50, y era demasiado rígida.
La reina sangrienta
Al llegar al trono tuvo dos caminos. Seguir con la religión protestante como a su padre le hubiera gustado o seguir la católica de su madre. Se decantó por la segunda y enfureció no solo a su corte, sino a sus subditos. Y empezó a ejecutar a líderes protestantes.
La persecusión religiosa duró 4 años y murieron más de 300 personas, se aproxima que huyeron más de 800 de Inglaterra para evitar ser ejecutados por su religión.
Nunca tuvo hijos
Su matrimonio con Felipe no fue el ideal. Al igual que su padre, sentía extrema presión por dejar un heredero, pero nunca lo consiguió. Fue víctima de dos embarazos psicológicos. El segundo la hizo caer en una profunda depresión al enterarse de que no estaba embarazada. Murió sola y deprimida. La sucedió en el trono, su media hermana, Isabel I.